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Gastos vampiro: 4 hábitos que no te permitirán ahorrar dinero

No permitas que tus finanzas se desangren: Identifica algunas situaciones que llevan a cometer “gastos vampiro”.

monedas que caen al vacío a través de un agujero en una tarjeta como símbolo de la comisión por inactividad

La base de cualquier consejo sobre finanzas personales es muy simple: necesitas saber cuánto entra y cuánto sale de tu bolsillo. En otras palabras, la única forma de ahorrar dinero es tener un control mínimo de cuánto ganas y cuánto gastas, cada mes.

Considerar elaborar un presupuesto mensual como parte de tu rutina, puede ser un primer gran paso para tener visibilidad sobre tus finanzas. 

Por otro lado, tomar algunas ‘precauciones’ inmediatas para eliminar hábitos que te permiten ahorrar dinero dentro de tu rutina diaria, es una acción que mejorará la salud de tu cartera de forma casi instantánea.

Estas fugas de dinero podrían no estar en tu radar, pero si las detectas oportunamente en tus hábitos de consumo, pueden ser la diferencia entre una cuenta en números rojos y un confortable “guardadito”.

1. Gastar por impulso

En México viven alrededor de 57.6 millones de personas económicamente activas de ellos cerca del 47% tiene una cuenta de ahorro de acuerdo con la encuesta de inclusión financiera realizada por el ENIF en el 2018. Se estima que tan solo el 20% de la población de entre 18 y 29 ahorra algo, del rango de entre 30 a 39 solo el 23% puede concretar un guardadito y finalmente solo el 21% dentro del segmento de 40 a 49 años.

Ahora, ¿cuánto destinamos en bebidas de diseño, gadgets, moda o cigarros? Muchas de las compras dentro de estas categorías se podrían definir como “no esenciales”, por lo tanto rara vez estarán planificadas dentro de un presupuesto.

Esto se puede volver un problema cuando además de ser compras por impulso, se hacen a pagos, ya que al sumar todas las mensualidades por pagar, si no fueron planeadas terminan descontrolando el presupuesto.

Esto lo puede confirmar cualquier fanático de los cafés de franquicia, que puede llegar a gastar hasta $1,496.00 pesos mensuales comprando el mismo producto especial de temporada cuatro veces por semana.

Cómo cambiar este hábito:

  • Evalúa la necesidad de gastar. Un buen consejo es tener el hábito de investigar siempre los precios y las opciones antes de finalizar una compra, lo que, como mínimo, te da más tiempo para pensar.
  • Verifica el límite de tu tarjeta y el saldo de tu cuenta antes de realizar una compra no planificada. Recuerda que tu línea de crédito no es una reserva adicional a tu sueldo.

2. No planificar tus “compras a meses”

Utiliza tu crédito sabiamente. La tarjeta de crédito y los diversos métodos de pago que ofrece son herramientas que hay que usar estratégicamente. 

Por ejemplo, elegir el máximo de meses para poner todas tus compras a cuotas. Esto no es necesariamente un error, siempre que esa elección sea congruente con tu línea de crédito y tu capacidad de pago. 

Es necesario considerar que las mensualidades comprometen tu límite crédito y, en esa situación, estarías restringiendo compras futuras que pudieran resultar de primera necesidad.

En un par de meses, esta falta de planificación puede llevarte no solo a tener que disponer de lo mucho o poco que hayas podido ahorrar; puede llevarte a buscar alternativas financieras para cubrir los gastos a fin de mes. Si tu línea de crédito está bloqueada, podrías llegar a contemplar ciertos tipos de créditos ‘de rescate’ con tasas de interés altísimas. Pagar deuda con otro deuda no lleva por buen camino.

Cómo cambiar este hábito:

  • Verifica tu límite de crédito y considera tener una parte bloqueada siempre. Haz un listado de las mensualidades ya comprometidas y decide el número de mensualidades de tu próxima compra. 

3. Pagar siempre el mínimo de la tarjeta

Pagar el saldo mínimo del estado de cuenta de tu tarjeta de crédito significa transferir el resto de la deuda al futuro y pagarla con intereses. Indiscutiblemente esto tiene el potencial para convertirse rápidamente en una bola de nieve.

La opción de pagar el mínimo sólo debe considerarse si realmente tienes problemas para pagar el saldo completo. Pero en tales casos, el mínimo es mejor que simplemente retrasar el pago completo.

Cómo cambiar este hábito:

  • Revisa constantemente tus estados de cuenta. Adquiere la mayor visibilidad posible para que puedas planear bien tu capacidad de gasto sin que tengas sorpresas a principios de mes.

4. No controlar los ‘pequeños gastos’ y no ahorrar dinero

No es realista imaginar que todas las personas puedan (o quieran) registrar cada uno de sus pequeños gastos diarios. Sin embargo, debes tener al menos una idea de la magnitud que representa la suma de estos gastos en tu presupuesto mensual.

Si los gastos que alguien categoriza como esporádicos se vuelven cotidianos -como los juegos en línea, plataformas de streaming, pedir comida a domicilio o un viaje en Uber- es importante poner atención a lo que podría significar el fin del balance en tus finanzas personales.

No es que esos productos y servicios no deban formar parte de nuestras opciones. Toma en cuenta que estos pueden llegar a ser exponencialmente más caros que otros servicios similares que se manejan de forma tradicional, sin los costos que representa una app y sin renovaciones automáticas. Esto se traduce automáticamente en: ahorrar.

Cómo cambiar este hábito:

  • En general, controlar los gastos que ya están domiciliados a tu tarjeta de crédito (servicios de entrega, delivery de comida, streaming, aplicaciones, etc.) es un gran primer paso para garantizar que lo que parece un pequeño gasto esporádico no se convierta en una fuga de miles de pesos en el presupuesto mensual.
  • Y recuerda: tener un plan financiero y ahorrar, no significa no gastar en lo que te gusta, al contrario. La planificación funciona solo como una forma de no perder el control de los gastos y saber exactamente cuánto queda para lo que no es esencial. 

Así podrás gastarlo y disfrutarlo con la certeza de que puedes hacerlo y no tendrás ningún tipo de sorpresa para llegar con algo en el bolsillo a fin de mes.

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