¿Cómo hacer que la historia trascienda con valor hasta el futuro? ¿Cómo tratar de entender que el pasado y el futuro tienen mucho que ver? ¿Existe una forma en la que podamos vislumbrar el futuro de la economía? Para quien no lo sabe, existe una manera: creando una cápsula del tiempo.
Una cápsula del tiempo es una caja o una caja fuerte donde se guardan cosas que se desean recordar dentro de unos años, como si fueran reliquias del pasado. Esta caja la puedes dejar para tu futuro yo o para tus hijos, tus nietos, tataranietos,… Vale la pena poner varias cosas dentro: fotos, cartas, joyas, objetos, discos, libros y cualquier otro elemento afectivo que haya marcado tu vida.
La idea es que guardes esta caja en un lugar muy escondido, para olvidar que existe, y luego fijes una fecha para volver a abrirla. Podrían ser 20, 30, 50 años… ¿o tal vez 100?
Aquí abriremos una cápsula de la historia económica de México para recordar algunas cosas que el país ya ha vivido hasta ahora y también arriesgar algunas conjeturas sobre el futuro de la economía y lo que vendrá en la próxima cápsula dentro de 100 años.
Antes de llegar al futuro de la economía: ¿Cómo era la vida en 1923?
Si alguien viajara 100 años en el pasado, llegaría al año 1923. El presidente de México era Álvaro Obregón y el país se encontraba en una etapa de reconstrucción económica, posterior a los cambios sociales y económicos que trajeron los años de la revolución.
Después, durante el gobierno de Calles, en 1925, se creó el Banco de México, con el propósito de regular la circulación monetaria y dar fin a un largo periodo de inestabilidad. La economía gozó de cierto auge pero cayó en un letargo en 1926, cuando empezó la recesión en Estados Unidos, el principal socio comercial de México.
México dependía en gran medida de la exportación de materias primas, especialmente petróleo y plata. En 1929 durante la Gran Depresión, la demanda de estos productos disminuyó significativamente. Esto tuvo un efecto negativo en las exportaciones mexicanas y en la economía del país, que dependía de la inversión extranjera para su crecimiento.
La década de 1930 se caracterizó por políticas económicas más nacionalistas y proteccionistas que permitieron que la economía mexicana creciera las décadas siguientes al tiempo que se desarrollaba la industria nacional.
El desarrollo estabilizador
Las siguientes décadas se implementaron una serie de políticas económicas destinadas a estabilizar la economía y fomentar el crecimiento a largo plazo. Se nacionalizó la industria petrolera y se crearon instituciones financieras que permitieron establecer el salario mínimo.
El desarrollo estabilizador se caracterizó por un crecimiento económico sostenido y una reducción de la inflación. Sin embargo, la deuda externa aumentó y la brecha entre la repartición de la riqueza empezó a hacerse muy notoria.
Crisis recurrentes
La cápsula del tiempo de la historia económica de México no puede dejar de incluir un capítulo llamado crisis recurrentes. Las décadas más recientes, empezando desde los setenta, se han caracterizado por crisis seguidas de períodos de ajustes.
A partir de 1970, la deuda externa incrementó, hubo una devaluación del 40% y hacia los años ochenta seguía habiendo fuga de capitales, la inflación era alta y el crecimiento económico bajo. Durante los 80, la economía mexicana estuvo marcada por desafíos económicos, aunque se implementaron reformas. La reforma fiscal, la privatización de empresas estatales y la reducción del gasto público, buscaban mejorar la situación. Sin embargo, la economía siguió siendo vulnerable a los cambios en la economía global.
Ya para los años noventa, las políticas iban más enfocadas hacia la apertura comercial y hacia la integración con la economía global. En 1993, una nueva política monetaria dio paso al “nuevo peso”, una moneda simplificada. Pero al año siguiente, el peso mexicano se devaluó hasta en un 15% frente al dólar, lo que causó una grave crisis económica y una nueva inflación.
Una de las reformas más importantes fue la implementación del Tratado de Libre Comercio que eliminó las barreras comerciales entre México, Estados Unidos y Canadá.
Los últimos veinte años han estado marcados por una crisis financiera internacional, donde ha habido períodos de recuperación y crecimiento, junto con períodos de crisis. La economía se ha visto especialmente afectada por la caída en los precios del petróleo de 2019 y la crisis económica global ocasionada por la pandemia.
¿Cómo era ir al banco en el pasado?
Totalmente diferente. Se hacían filas para todo, muchas filas. Las computadoras se empezaron a hacer populares en las sucursales bancarias a mediados de los ochenta, todos los procesos eran manuales y tomaban tiempo.
En relación con los ahorros, había libretas donde se anotaban los depósitos y los ingresos, por eso mucha gente todavía se refiere a ellas como “libreta de ahorros”. Y, por supuesto, también estaban las chequeras. Es cierto que todavía existen, pero sin la fuerza y la popularidad de antes.
Los últimos veinte años las tarjetas de crédito han ido ganando lugar en la vida de los mexicanos. Las tecnologías financieras también han llegado para cambiar el panorama del futuro denla economía. Esto ha obligado a los bancos a ser diferentes. Hace algunos años ¿cuándo podrías imaginar abrir una cuenta bancaria a través de una aplicación? ¿Pedir una tarjeta de crédito directamente desde tu celular y resolver cualquier burocracia financiera sin salir de casa? Estas son algunos de los cambios financieros que han sido posibles gracias a la tecnología.
¿Cuál será el futuro de la economía y del dinero?
El dinero físico puede haber quedado un poco relegado con la llegada de los pagos en línea, las billeteras digitales, los pagos por aproximación y las monedas digitales, como las criptomonedas. Pero, ¿existe una posibilidad real de que deje de existir?
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF), 91% de los mexicanos usa el efectivo para pagar compras de $500 o menos. Sin embargo, el creciente uso de la tecnología apunta hacia la llegada de nuevas soluciones de pago, nuevos productos financieros y más herramientas de educación financiera. Todo esto jugará un papel importante en la vida diaria de las personas, pero necesariamente tendría que venir de la mano de un mayor acceso a internet. La lección para el futuro será entender cómo pueden volverse más democráticas estas herramientas.
El dinero es un pasaporte a través del cual vivimos. El dinero siempre estará ahí, pero restringido a una población que no tiene internet. La moneda digital no reemplazará al papel porque todavía hay desigualdad y falta de inclusión.
Todavía hay mucha tela de dónde cortar en la conversación sobre monedas digitales. Algunos países como China e India ya están estudiando la creación de sus propias monedas digitales estatales, mientras que El Salvador se convirtió en el primer país del mundo en adoptar una criptomoneda como moneda oficial.
¿Qué más entra en la cápsula del tiempo para el futuro de la economía?
Renato Meirelles, presidente del Instituto Locomotiva, una empresa brasileña de estudios e investigación de mercados, tiene sus propias conjeturas respecto al futuro de la economía.
Tuvimos una pandemia. Después de cada pandemia en la historia, siempre hay un proceso de renacimiento. El proceso en el que las personas vuelven a creer en la ciencia, crean un mayor optimismo en relación con el futuro y recuperan la perspectiva de mejorar sus vidas. Así fue en el siglo pasado, así volverás a ser este siglo”.
Para Renato, la pandemia también significó un crecimiento en la digitalización de la población. Varios negocios no quebraron gracias a ella. La digitalización ha permitido un aumento en la inclusión financiera, y las empresas de servicios financieros digitales han jugado un papel clave.
Hablar del futuro de la economía también plantea cuestiones ambientales. Al fin y al cabo, el mundo nunca ha estado tan caliente, como apunta un informe presentado por la Organización Meteorológica Mundial en la COP27 de 2022. La crisis climática es, cada vez más, un problema presente y urgente. ¿Cómo podemos lidiar con esto?
El futuro es un concepto curioso
Nadie sabe con certeza cómo será el futuro. Lo único que se puede decir es que ahora es el momento de sembrar la semilla con los frutos que queremos cosechar en el futuro. Este es el momento de lanzar la cápsula del tiempo al universo y esperar que quienes encuentren este mensaje algún día descubran, con la ayuda de la tecnología, un mundo mucho más evolucionado, dinámico e igualitario.