La palabra “presupuesto” no es la más sexy de este mundo, pero cuando los ahorros comienzan a acumularse, las inversiones a crecer y los viajes a existir, comienza a ser interesante. El presupuesto es el plan financiero que permite una gestión adecuada del dinero para construir la vida que queremos. Es tan simple que solo necesitamos sumar y restar. Sin embargo, la mayoría de las personas cometen el error de “hacerlo mentalmente”. En este artículo aprenderás cómo crear un presupuesto efectivo, desde establecer metas hasta rastrear ingresos y gastos.
El presupuesto: un mapa para el éxito financiero
Imagina tu presupuesto como un mapa detallado que te guía hacia tus sueños financieros. Es una hoja de ruta que te dice exactamente cómo distribuir tus recursos para lograr lo que deseas. Facilita la gestión del dinero pues te permite saber cuánto entra y sale de tu cartera y te ayuda a tomar decisiones informadas sobre cómo gastar y ahorrar. Es el director financiero de tu vida.
El primer paso es identificar tus deseos financieros. ¿Quieres comprar una casa, viajar por el mundo o tal vez empezar tu propio negocio? Al tener metas claras, puedes establecer un plan realista para alcanzarlas. Mi recomendación es que tengas “metas de todas las tallas”: chicas, medianas y grandes. Cada una tiene una razón de ser:
- Las metas chicas son aquellas que puedes cumplir en de 3 a 6 meses, y te sirven para auto-motivarte al darte cuenta de que eres capaz de ahorrar y concederte tus gustos sin endeudarte o comer atún todo el mes. Sin embargo, este tipo de meta suele ser fugaz y no te ayuda a construir un patrimonio.
- Por otro lado, las metas grandes te ayudan a construir tu patrimonio y mejorar tu calidad de vida. Sin embargo, requieren varios años para alcanzarse y si solo tuvieras ese tipo de meta, podrías cansarte y abandonar el esfuerzo.
- Por eso también necesitamos las metas medianas que pueden ser pequeños escalones que nos acercan a las grandes y que puedes cumplir entre 6 y 18 meses.
Hay personalidades más soñadoras y optimistas y otras más realistas e incluso pesimistas. Yo te recomendaría que independientemente de tu personalidad siempre tengas metas financieras , aunque creas que nunca las vas a cumplir. La razón es que aunque pensamos que están muy lejanas, en algún momento logramos tener un ingreso fuerte de dinero y, si no tenemos metas, lo terminamos gastando en trivialidades.
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Y si eres una persona determinada, es muy probable que incluso logres tus metas antes de tiempo. Además irás creando tú mismo los medios para conseguirlas. La vida tiene bajas, pero también altas y tener metas es estar preparados para las oportunidades que nos presente la vida.
Una vez que conoces tus metas, es hora de asignar tus recursos de manera estratégica. ¿Cuánto necesitas ahorrar cada mes para cumplir tus deseos?
Gestión del dinero: ingresos y gastos
Quizá pensabas que el presupuesto sólo es para organizar gastos. Aquí integraremos las diferentes fuentes de ingreso, las metas de ahorro que ya mencionamos y los créditos también.
- Ingresos: considera tus diferentes fuentes de ingreso: sueldo, negocios, rentas, intereses de inversiones, etc. Incluso si piensas que solo tienes tu nómina semanal, quincenal o mensual, programa también los ingresos extraordinarios como el aguinaldo, el reparto de utilidades, agún bono o comisiones, etc.
- Gastos: el porcentaje asignado a cada categoría de gastos depende mucho del estilo y etapa de vida de cada persona. No es lo mismo ser estudiante, que ser profesionista y mantener a una mascota, o ser padre o madre de familia. Revisa estas categorías para ver cuáles aplican para tu presupuesto y tómate la libertad de agregar o quitar las que necesites:
- Alimentos: despensa, restaurantes, comida fuera de casa, propinas, golosinas, etc.
- Casa: renta, luz, agua, gas, aseo, servicios de streaming, celular, internet, teléfono, mantenimiento, muebles, impuesto predial.
- Transporte: gasolina, transporte público, taxis, estacionamiento, lavado de auto, seguro, impuestos, servicios.
- Consumo: ropa, calzado, accesorios.
- Educación: cursos, colegiaturas, clases extra, libros, útiles, cuadernos.
- Salud y belleza: consultas médicas, medicinas, terapia, gimnasio, estética, seguro médico.
- Esparcimiento: vacaciones, cine, salidas, fiestas, regalos.
Conforme vayas asignando la cantidad de dinero que gastas en cada uno, te darás cuenta de que hay algunos gastos que se hacen con diferente periodicidad. Por ejemplo, el servicio de luz -en el caso de México- se paga cada dos meses, o cada seis meses el mantenimiento del auto, o cada año las inscripciones del colegio. En esos casos tienes dos opciones: programar la salida total del dinero en el mes que corresponde o distribuirlo a lo largo de los meses.
Por ejemplo, si el promedio de gasto de luz es de $500 cada dos meses, puedes programar $250 en el mes uno y $250 en el mes dos. En caso de que elijas esta opción, es importante que cada mes apartes o ahorres el dinero correspondiente para que cuando llegue el mes de pago, cuentes con la cantidad completa para liquidar.
Créditos
Es fundamental tener bajo control el pago de deudas en el presupuesto. Nunca deben superar el 30% de nuestros ingresos para mantener nuestra salud financiera. Podemos tener créditos hipotecarios, de auto, de consumo, nómina o informales como a algún familiar o amigo.
También podemos poner aquí el pago de tarjetas de crédito. Sin embargo, si usas las tarjetas como medio de pago y eres totalero, conviene poner los gastos en su categoría correspondiente. Es decir, si compras con tu tarjeta y la liquidas a tiempo para no generar intereses, no la consideres en la categoría de créditos. Podrías, en ese caso, solamente anotar alguna comisión o cuota anual, en caso de que hubiera.
Ajustes en la gestión del dinero
Hasta este punto podrías haber terminado técnicamente tu presupuesto y encontrarte en tres situaciones:
- Te sobra dinero
- Te falta dinero
- O quedas en ceros
Es momento de ajustar y priorizar. El presupuesto, como mencioné en un inicio, es un punto de referencia. Una vez que vaciaste tus deseos de gasto y ahorro, es momento de negociar si para tu nivel de ingresos actual quieres mantener las salidas de dinero que asignaste. Puedes elegir aumentar tus ingresos, reducir tus gastos, aumentar tus ahorros, o todas las anteriores.
No se trata de tener un presupuesto restrictivo, pues no es sostenible. Lo importante es que tengas claridad a dónde se va tu dinero para que cuando se atraviese una oportunidad, emergencia o prioridad, sepas de qué partida puedes tomar dinero.
Una vez que hayas hecho tu presupuesto base, puedes incluso hacer tres versiones:
- Optimista: si todo sale mejor de lo que planeas, ¿cómo se distribuiría tu dinero?
- Pesimista: si ocurre un imprevisto, emergencia o suceso inesperado, ¿cómo ajustaría mi presupuesto?
- Realista: cómo se vería mi presupuesto en circunstancias normales.
Con estos consejos comienza a elaborar tu presupuesto para hacer una buena gestión del dinero. No importa que no sea perfecto. Conforme pase el tiempo y registres tus movimientos, lo harás más preciso. Y aún así, habrá cambios. Pero también comenzarás a tener logros y a disfrutar el dinero en cosas que siempre has deseado.
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