En Nu, la diversidad es uno de los aspectos que más importancia tienen para la creación de equipos. Entendemos la diversidad como una fortaleza que enriquece no solo la cultura laboral, sino el enfoque desde el que elaboramos nuestros productos y servicios. Historias como la de Jessica Rountree, directora de Compliance, nos inspiran para seguir empujando por la equidad de oportunidades para que cada vez más mujeres ocupen puestos de liderazgo.
Jessica Rountree, directora de Compliance
Jessica nació en la Ciudad de México, donde vivió hasta los 7 años. Cuando ocurrió el temblor del 85, su familia y ella se fueron a vivir a Guadalajara. Ahí vivió hasta hace 10 años, cuando su trabajo, y su determinación, la trajeron de vuelta a la Ciudad de México.
Sobre la vida en Guadalajara, Jessica comparte:
“En cuestión de sociedad, cuando yo llegué, era mucho más machista y más cerrada de lo que es la Ciudad de México. Creo que hasta la fecha todavía lo sigue siendo, hay muchas cosas que no se ven de manera tan abierta, aunque hay otras donde se ve un contraste. Y es que pasa algo muy curioso. Guadalajara es precursora de la comunidad LGBTQIA+. Por ese lado es una sociedad muy abierta, muy protectora de la comunidad y, en ese sentido, muy a la delantera de cualquier otro estado en la república mexicana.
Sin embargo, todavía es bastante más machista en términos de género con la mujer. Es un contraste de cultura que en los últimos años se ha venido haciendo un poquito más homogéneo con la ciudad de México.
Tienen muy arraigado el concepto de la familia, y la familia es lo más sagrado y lo más importante. Entonces todavía ves muchos casos, y lo veo con mis compañeras de la universidad, en donde, a pesar de tener un futuro muy prometedor laboralmente, todas eligieron ser madres y amas de casa y dedicarse a la familia en lugar de compaginar esto con su ciclo laboral. Esto sigue siendo hasta el día de hoy un tema en Guadalajara, donde para la mujer, la familia tiene una preponderancia mayor que el trabajo.
Por decisión propia, yo elegí no tener hijos y dedicarme 100% a mi carrera. Esto era algo que yo tenía muy claro en la vida. Me planteé metas muy claras de dónde quería estar a cierta edad y las he ido cumpliendo, nunca con arrepentimiento de mi decisión, al contrario cada día que pasa la reitero.
Aunque me encantan los niños siento que no estaba destinada a tenerlos en mi vida. En definitiva admiro muchísimo a las mujeres que sí lo hacen, no sé cómo lo logran.
Yo vengo de una familia de abogados, mis papás los dos son abogados, mis abuelos también. Todos acostumbrados a litigar y estar en los juzgados. Mi papá, por ejemplo, no podía entender por qué iba yo a dejar esa vida de abogada para venirme al mundo corporativo aunque fuera como abogada pero ya no estando en los juzgados ni litigando sino en el lado de compliance.
Con una mentalidad un poco más machista, a mi papá le costó mucho trabajo entender mis decisiones de vida no solamente laborales, sino las personales. Además mi papá tenía una idea muy conservadora de qué era la familia. Entonces el que yo no quisiera tener hijos no encajaba dentro de su ideal de la familia.
Cuestionar todas estas ideas de vida para mi papá era muy complicado, yo siempre me mantuve firme con toda la familia y mis amigos. Hasta la fecha todavía hay gente que me pregunta si no tendría un hijo ahorita y yo siempre digo que por supuesto que no. Creo que todavía hay mucha gente que le cuesta trabajo y se cuestiona si realmente mi vida es plena y es feliz porque decidí otro camino que es completamente diferente. Y sí, sí lo es”.
La importancia de la determinación
Jessica sabe que muchas veces las mejores decisiones no terminan siendo las más populares, y que para perseguir sus objetivos, es necesario hacer sacrificios que quizás otros no comprendan.
“Una de las decisiones más difíciles que tomé en la vida fue dejar Guadalajara, dejar a mi familia, mis amigos, todo, para venir a vivir a la Ciudad de México. Yo ya sabía que quería enfocarme en mi carrera y que quería llegar a una posición alta dentro de compliance, que era lo que me gustaba y lo que mi corazón me decía que tenía que seguir.
Mis opciones en Guadalajara eran muy limitadas, llevaba cinco años en la misma posición, me sentía estancada. Yo quería trabajar en bancos, en corporativos, en transmisores de dinero, en estas grandes empresas financieras. Y todas las que podían tener un área de compliance estaban en la Ciudad de México. Entonces le pedí a mi hoy esposo que dejara todo por acompañarme en una aventura que no sabíamos cómo iba a terminar. Dejamos todo, llegamos con una maleta cada uno.
Yo ya no conocía a nadie aquí y mucho menos a alguien que trabajara en estos lugares. Me propuse darme seis, siete meses. Y la verdad fueron meses muy complicados de rechazo tras rechazo, de aplicar por todos lados. De sufrir discriminación por ser mujer, por supuesto; discriminación por no tener cierta experiencia en un área que no era totalmente requerida; discriminación hasta por no haber estudiado en la Ciudad de México.
Pero no era la primera vez que me enfrentaba a situaciones de discriminación. Ya me había pasado en un despacho en el que trabajé cuando todavía estaba en la universidad. Ahí lo primero que me dijeron era que no les gustaba trabajar con mujeres, “porque son complicadas”, “porque se embarazan”, “porque el niño se les enferma”. Ya me había tocado también vivir situaciones de acoso sexual”.
Estas discriminaciones no sorprendieron a Jessica y no tardó en darse cuenta que no había otra opción más que seguir adelante.
“Hay que tomar la frustración y decir: “No me va a importar, yo lo voy a lograr y si me están poniendo este pretexto es porque es el lugar donde no debo de estar”. En un país tradicionalista como el nuestro hay que ser valiente. Es la única forma en la que vas a sobrepasar miedos y frustraciones y convertirlas a tu favor, pues si no eres lo suficientemente determinada, vas a dejar que el mundo te ahogue y te coma”.
Para Jessica, seguirse preparando no ha sido un sacrificio pero está consciente de que implica dedicarle tiempo, dejar de estar con la familia, sacrificar vacaciones y tiempo libre, para tener certificaciones adicionales y estudios que puedan sustentar y apoyar la experiencia que tienes.
“Creo que esa decisión de haber dejado todo atrás, de hacer ese sacrificio, fue lo que me hizo trabajar más fuerte y más duro que nadie con la certeza de lograrlo. Y después de seis meses, llegó la oportunidad en la que nunca mencionaron nada de ser mujer, ahí fue donde pude empezar a demostrar y de ahí para acá ha sido un camino de muchísimo esfuerzo.
Muchas veces el éxito poco tiene que ver con la suerte y mucho con la determinación de la persona. A mí nada se me ha dado de manera fácil. Ha sido una cuestión de muchísimo esfuerzo, no puedo decir que la suerte me haya acompañado. Yo he creado mi propio destino, yo he decidido dónde quiero estar y lo he dado todo por hacerlo.
También influye mucho el entorno en el que te desenvuelves, yo puedo decir que sin el esposo que tengo jamás podría haber llegado a donde estoy, porque él ha sido comprensivo y el apoyo que he necesitado todos estos años”.
Ver los miedos como oportunidades
Como mujer en posición de liderazgo, tienes que tener confianza en ti misma, en lo que sabes y en lo que puedes aportar. Tener voz propia, nunca quedarte callada, decir lo que piensas, ser asertiva, ser determinada. Repito mucho la determinación porque ha sido el eje central y el eje rector de hasta dónde he llegado y por qué.
Siempre los cambios nos dan muchísimo miedo. Pero al momento en el que ves esos miedos como oportunidades, creo que cambia la visión de cómo estás enfrentando la vida. Entonces esta determinación de querer hacer las cosas, a pesar de sentirte incómoda, es lo que te da esa ventaja competitiva por sobre otras personas.
Ejerzo impacto haciendo las cosas que yo considero que están bien. Siendo íntegra siempre en el ejercicio de mi labor, creo que eso es parte súper importante. Serte fiel a ti misma y ser fiel a los conocimientos que tienes y salir echada para adelante y decir esta soy yo, esto es lo que yo puedo ofrecer y vamos a darle.
Cuando más aprendo, cuando más doy de mí, es cuando estoy fuera de mi zona de confort. Aprender a estar cómoda con lo incómodo junto con la determinación creo que son los factores más importantes que yo veo para poder llegar a donde tú quieres.
Equivocarme es la forma en como yo he aprendido a superar mis miedos y a dar la vuelta a las cosas negativas en oportunidades y cómo me he permitido llegar hasta donde estoy. Sin equivocarme no lo hubiera hecho.
Hay que tener muy claro qué es lo que quieres y por qué lo quieres o para qué lo quieres. Y también qué estás dispuesta a hacer para llegar a eso. Lo más fundamental es nunca olvidarte de dónde vienes y cómo llegaste hasta donde estás, y siempre ser tú.
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