Geo nació en Veracruz. Creció entre los aromas de las dulces creaciones de su madre y desarrolló un gusto casi prodigioso por los postres. Cuando la vida se puso ruda, apenas con 13 años de edad, ella sola tuvo que hacer frente a la adversidad económica para sacar a su familia adelante y decidió que la banqueta de casa sería su trinchera. Eligió la repostería y abrió un puesto a pie de calle, justo en la puerta de su casa. Sin saberlo, ahí nació lo que después tomaría forma como La Dulzura de mi Corazón.
Todo comenzó como un plan emergente para poder comer, pero se fue transformando en un negocio que al pasar de los días demandaba lo que exige un proyecto exitoso. Su primera tienda la abrió a los 18 años en el centro de la ciudad de Veracruz y se convirtió en un referente del estado entero. Después de tres años funcionando, ganó un concurso de startups para poder franquiciar su negocio en todo el país, pero desgraciadamente el proyecto cerró, y se quedó sin tienda y sin startup.
Una vez en la Ciudad de México, solo le quedó turistear laboralmente en posiciones eventuales de marketing digital. Tras un tiempo de peregrinaje profesional, ahorro y mucha visión, logró abrir su primera repostería en la Gran Tenochtitlán.
El dulce sabor de la determinación
Georgina no tiene estudios formales de repostería, chocolatería, gastronomía o panadería. La determinación y la disciplina han sido sus motores desde que comenzó esta aventura culinaria. ¡Y cómo no! Si todo se cocinó por el amor a la familia.
“Yo no soy repostera. He aprendido a crear postres a partir de conocer los ingredientes, me considero una ‘diseñadora de postres’ y empresaria. Mi mamá me enseñó las bases de todo lo que sé”.
A pesar de haber comenzado cocinando ‘postres de cajita’ sus creaciones derivaron en recetas propias y originales que la gente amó con locura. La fama de sus postres trascendió fronteras importantes, como la del streaming. En 2022 Geo protagonizó una serie de Netflix llamada La Divina Gula, una oda al ingenio que los mexicanos tenemos para la comida y esos placeres culposos que hacen que los dolores de panza valgan la pena, tal cual se describe.
Geo había madurado como emprendedora, pero vendría un baño de realidad importante, de esos que son imposibles de esquivar cuando tienes un negocio propio y tienes que comenzar sin apoyo moral ni económico.
“Cuando empecé La Dulzura fue con 500 pesos que me prestó una amiga de mamá, ahí comprendí lo importante que es contar con una inversión. Realmente el hacer crecer un negocio es la parte más retadora, aterradora y llena de incertidumbre a la que te puedes enfrentar como empresaria. También me hubiera gustado tener un poco de educación financiera y orientación sobre el monstruo de industria en el que me estaba metiendo. Brinqué de la secundaria a abrir mi tienda”.
“Al alzar la voz por tu proyecto y por quien realmente eres, puede que encuentres limitantes. A veces nos da miedo presentarnos frontalmente, especialmente perteneciendo a la comunidad, porque sabemos que desgraciadamente eso aún nos puede cerrar puertas, da miedo que tu condición sea un freno”.
Como casi todos los nuevos empresarios, Geo también se topó con uno de los grandes tabúes del emprendimiento, uno que ella misma señala: “El creer que tienes que saberlo absolutamente todo y si no, que se te señale con culpa”.
“Una de las barreras más grandes que podemos ponernos nosotros mismos es el creer que tienes que tener todo listo para poder empezar. Tener miedo de hacerlo mal es el primer pensamiento a derribar. De lo que se trata es de poner lo mejor de ti”.
La lucha es responsabilidad de tod@s
Hoy La Dulzura está construida como ese espacio en el que a Geo le hubiera gustado trabajar cuando estuvo laborando en otras empresas. Las quince personas que trabajan hoy en las dos sucursales de La Dulzura se identifican como mujeres, y a decir de ellas mismas, disfrutan de una cultura laboral donde se sienten escuchadas, respetadas y contenidas.
“Ser parte de la comunidad LGBTQI+, mujer y empresaria es una oportunidad de estar en una posición importante, no por el éxito, sino para volverte un espacio seguro para otros. Tienes la posibilidad de darle a las personas eso que tanto uno buscaba cuando trabajabas para alguien más”.
Geo no solo ha construido una empresa, sino una familia que refleja los valores de un miembro de la comunidad que entiende lo que hay que transitar para ofrecer un nuevo modelo de negocio que no solo se fija en sus ganancias, sino también en su gente.
La Dulzura de mi Corazón: más allá de las etiquetas
En La Dulzura también se trabaja para eliminar las etiquetas. Geo tiene una visión que le gustaría vivir en el futuro en donde la gente no tenga siquiera que identificarse con ninguna bandera y sea simplemente una persona, así natural. Una realidad donde la gente pueda ser vista por sus cualidades y talentos y no por lo crean que eres.
“Nos hace falta educación y cuestionamiento. Voltear a ver al colectivo desde un lugar diferente y entender que aunque no formes parte, no estás excluíd@ de formar vínculos comerciales y sociales, porque al final todos estamos en el mismo barco”.
Geo cree que los negocios y sus clientes no deberían deshumanizar a las personas, haciendo un acto de conciencia y empatía para cuidar todos los aspectos de su vida. El objetivo de La Dulzura no solo es mantener a sus empleados felices, sino transformar sus vidas como lo hizo con la suya.
WEBSITE: ladulzura.com.mx
INS: @ladulzura.demicorazon
Mail: fulgorica@gmail.com
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