A Kameoyo le gustaban los videojuegos desde chiquita. Como vivía sobre una avenida muy transitada, no tenía la posibilidad de salir a la calle a jugar con otros niños, por lo que siempre se la pasó jugando en su casa. Si bien le gustaba jugar con muñecas, cuando descubrió los juegos en la computadora, las dejó rápidamente.
Crear contenido siempre fue algo que le gustaba y que le llamaba mucho la atención. A los 12 años ya había aprendido a editar videos. Para los 14 ya sabía hacer muchas cosas en photoshop y subía videos a youtube sobre cómo editar imágenes. Pero no fue hasta que jugó Minecraft cuando se dio cuenta de que quería ser youtuber.
Durante la secundaria, empezó a jugar con otras personas en un equipo, y eventualmente se hicieron sus amigos. En la escuela no tenía tantos amigos pero sabía que llegando a su casa, ahí, en línea, iban a estar sus amigos.
En la prepa, Kameoyo comparte que se desmotivó y cayó en una depresión que la llevó a desconectarse de todas sus redes sociales. Al terminar la prepa, se metió a estudiar gastronomía pues la forma en la que se desahogaba cuando pasó por la depresión era haciendo postres. Sin embargo, durante su primer año en la universidad volvió a abrir sus redes sociales y volvió a reactivar sus streams.
No vale la pena hacer muchas horas de stream cuando estás empezando: Kameoyo
Estando en el segundo semestre de la carrera, se encontraba mejor anímicamente pero ya no se hallaba en la carrera y se sentía fuera de lugar. Además, a sus papás les estaba costando un poco pagarle la carrera y ella ya había empezado a ganar dinero en twitch.
Al recibir su primer pago, muy nerviosa, sentó a sus papás en la sala y les dijo que se quería salir de la carrera.
Les conté que ya no me estaba gustando, que ya no me estaba sintiendo cómoda y que quería dedicarme a crear contenido, a hacer videos y que ya estaba funcionando.
Entonces, su mamá le dijo que tenía un año para hacer que funcionara. Ahí fue donde Kameoyo empezó a hacer puros streams y consiguió su primer contrato en una plataforma. También empezó a ir a eventos y a torneos para empezar a relacionarse con más personas.
Lo hacía porque le gustaba y era su hobbie, pero tenía que ver la forma de generar dinero porque le tenía que demostrar a su mamá que podía hacerlo. Retomó youtube y empezó a seguir cuentas de twitter que le parecían relevantes para hacerse visible.
Así llegó el segundo contrato para hacer stream en una plataforma nueva. A Kameoyo le tomó entre siete y ocho meses armar su primer setup gamer y logró hacerlo entre ahorros, apoyo de la gente que la veía y pepenando componentes que otros creadores de contenido ya no usaban.
Entre los follows y las interacciones en redes sociales, surgió la oportunidad de asistir a un programa de tele, donde conoció personas que le enseñaron mucho sobre el mundo de la producción y a perder el miedo a hablar frente a la cámara.
El año de gracia que le dio su mamá se acabó justo cuando consiguió otro contrato y a partir de ahí su número de espectadores empezó a crecer. De entre las cosas que más le sirvieron al empezar, Kameoyo comparte: “Publica tus trabajos cuando estén al 80%, el 20% restante son detalles que la gente no nota. Así vas a ser más productivo”.
No vale la pena hacer ocho horas diarias de stream cuando estás empezando. Es mejor hacer tres o cuatro y las otras invertirlas en crear contenido como tiktoks, en hacer videos. Las redes te ayudan a crecer más que meterle tanto tiempo a los streams. La gente te conoce en otros lados y de ahí se mete a tus streams.
Además de esto, para Kameoyo es importante mantener una comunidad en la que todos puedan compartir lo que piensan y lo que sienten, así como sus logros, sus metas y sus derrotas.
Conoce más sobre Kameoyo, el origen de su nombre y cómo ha logrado convertir su pasión en un estilo de vida.
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