En Nu, la diversidad es uno de los aspectos que más importancia tienen para la creación de equipos. Entendemos la diversidad como una fortaleza que enriquece no solo la cultura laboral, sino el enfoque desde el que elaboramos nuestros productos y servicios. Historias como la de Martina Lubrano, Senior Product Manager Lead, nos inspiran para seguir empujando por la equidad de oportunidades para que cada vez más mujeres ocupen puestos de liderazgo.
Martina Lubrano, Senior Product Manager Lead
Martina Lubrano nació y creció en Malta, un pequeño país europeo al centro del Mediterráneo. “Desde chica siempre supe que las mujeres eran más que capaces de hacer las mismas cosas que un hombre, mi mamá trabajaba y eso siempre fue muy normal para mí”, comparte Martina.
A Martina siempre le gustó la ciencia y le interesaba conocer cómo funciona el mundo. Movida por esta inclinación, se fue a Inglaterra, donde estudió nanotecnología pues implicaba aprender sobre varias ciencias. “A pesar de ser una carrera con pocas mujeres, no sentí un gran cambio. Estaba acostumbrada a estar rodeada de hombres, por tener hermanos y casi todos mis primos son hombres.
Trabajé en una compañía de ingeniería industrial, un sector donde la ingeniería física es muy prominente. Estaba muy dominado por hombres y además la mayoría eran ingenieros muy hechos a la vieja escuela. Aunque sí me enfrenté a las actitudes condescendientes de los hombres, como el “mansplaining”, siempre traté de usarlo a mi favor. En realidad siempre traté de usar a mi favor ser mujer, además soy una persona amigable y extrovertida. A la gente le gusta ser escuchada y a mí me gusta escuchar. Además de sacar ventaja de mis cualidades también trabajaba duro.
Cada seis meses mi lugar de trabajo cambiaba. A los 22 años, viviendo en Alemania, fue la primera vez que me di cuenta de que las cosas eran diferentes por ser mujer. Yo era muy apropiada con mi forma de vestir, sí me ponía falda, pero a las rodillas, al final yo hacía trabajo de oficina. Una persona se quejó de mi vestimenta. Lo que más me brincó fue que se tratara de una mujer, que me criticara porque no usaba overoles como la gente que trabajaba directamente en la fábrica. Tomé ese aprendizaje y en mis trabajos posteriores me adapté.
Después volví a Inglaterra, donde sí trabajaba a nivel de fábrica. Siempre trataba de ayudar y entender lo que no sabía. Nunca he considerado que algún trabajo está por debajo de mí. Hasta la fecha siento esto, nunca voy a pedir algo que yo no pueda hacer”.
El machismo es algo que está 100% globalizado
El trabajo de Martina la llevó a viajar por todo el mundo:
“Aprendí mucho porque viajé por todas partes y estuve en entrevistas con clientes de muchos países. En las 50 o más entrevistas que hice, siempre fui la única mujer en la sala. Hay muchas cosas de las que empiezas a darte cuenta con respecto a la falta de igualdad. En Australia, por ejemplo, todos eran hombres menos la recepcionista. En China hay una tendencia a que todos los ingenieros sean hombres; y los gerentes de producto, mujeres.
Muchas veces también me tocó estar en reuniones y ser la persona que pregunta: “¿Se han dado cuenta de que solo hay hombres en esta sala?” Cuando me tocaba organizar paneles o eventos de trabajo, siempre procuré que hubiera mujeres presentes.
También me sucedió estar en una junta muy grande, y un hombre que no sabía lo que yo hacía se volteó y me dijo: “Martina, tú vas a tomar notas”. Mi jefe dijo: “Martina no toma notas, ella va a liderar esta junta”. Así era casi todo el tiempo.
El machismo es algo que está 100% globalizado. Hay culturas donde no es tan obvio y hay niveles, pero está en todas partes. Quizás menos en los países escandinavos, pero está en todas partes. La ingeniería industrial, en general, en todo el mundo, está muy dominada por hombres.
En Estados Unidos creo que tuve las peores experiencias. Allá, es horrible en términos de ser mujer. Me tocó vivir situaciones muy incómodas con compañeros de trabajo. Cuando eres mujer y eres amable, muchas veces la gente lo recibe de forma errónea.
En toda mi experiencia he aprendido a cambiar mi manejo de las cosas según vea cómo son las personas a mi alrededor. Trato de cambiar cómo manejo las juntas y las interacciones. Cuando llegué a México ya tenía ese conocimiento. Tengo confianza en qué estoy haciendo, sé cuando alguien me está hablando de forma condescendiente y sé cómo manejarlo, cómo dejar claro quién soy y la experiencia que tengo.
Aquí en México, decidí entrar en un mundo más de tecnología y de compañías globales, una de las razones era justamente que no quería estar en una empresa tradicional. Busqué compañías internacionales más jóvenes para no estar tan cerca de ese mundo machista local. Mi experiencia aquí ha sido muy buena en ese sentido”.
Las mujeres tenemos que ser más proactivas
Con respecto al desarrollo profesional de las mujeres y su posición dentro del trabajo, Martina comparte:
“Desproporcionadamente, las mujeres aceptamos hacer trabajo que no es nuestro. No solo eso, se asume que lo haremos. Y es que sí, muchas mujeres caemos en asumir funciones que no son el trabajo del día a día, en hacer trabajo administrativo o ayudar equipos. Y los hombres no, de ellos no se espera eso.
Las mujeres tenemos que ser mucho más proactivas y asertivas con el trabajo que queremos hacer y con nuestras carreras. Porque si estás dispuesta a trabajar duro pero no tienes claro hacia donde, tal vez trabajes mucho, pero no en las cosas que van a hacer un impacto en tu carrera, en tu desarrollo profesional. Tienes que ser muy táctica y tener estrategias para crecer. Es muy fácil que se aprovechen de que trabajas duro y de que quieres hacer lo correcto. Esto puede trabajar en tu contra si no tienes súper claro lo que quieres hacer, hacia dónde vas y hasta dónde quieres llegar.
Martina es mamá de un bebé de siete meses. La maternidad la ha llevado a tener un acercamiento distinto a su trabajo:
“Cuando regresé de la licencia de maternidad, tuve un momento de crisis. Regresas, no estás durmiendo bien, estás amamantando y tu vida se transforma. Como mamá es necesario redefinir tus tiempos para cumplir con tus prioridades. En mi caso, quiero estar con mi bebé y pasar más tiempo con mi familia al mismo tiempo que continuar con mi trabajo y para eso hay que volverse estratega y tomar decisiones para volverse más eficiente y asertiva. Perder la etapa de maternidad no es una opción, pero tampoco dejar la carrera de lado.
También creo que se debería de empujar a los hombres a tomar licencia de paternidad. Cuando las mujeres son mamás tienen que dejar la fuerza laboral. Es por eso que muchos o casi todos los senior leads son hombres. Cuando las mujeres se reintegran al trabajo, las prioridades cambian. Si contamos con licencias de maternidad y paternidad iguales, hay esperanza de que las personas en posiciones de liderazgo sean una mezcla de hombres y mujeres.
A mí me gusta trabajar duro y tener un desempeño alto pero no voy a dejar a mi familia, sigue siendo mi prioridad. Ahora tengo que ser mucho más estricta y rigurosa con mi tiempo. Ahora soy muy táctica, ya no puedo estar metida en todo y ayudar. Pero también tengo claro que solo soy tan buena como mi equipo.
Busco hacerme tan prescindible como sea posible para poder tener impacto pero a través de mi equipo y no haciendo el trabajo yo sola. He entendido que no necesito hacer todo para tener impacto. Si yo pido ayuda, si facilito o delego manteniendo un estándar alto, si mi equipo tiene un excelente desempeño, yo también. Trato de empujar a otros en el equipo que tal vez no tienen una voz tan fuerte como la mía, trato de poner sus puntos de vista de forma que también sean visibles.
Considero que la humildad es muy importante. Yo soy muy feliz de decir que no tengo idea y de ser muy humilde con respecto a lo que sé y lo que no, sobre todo cuando trabajo con equipos nuevos”.
Por último, con respecto a su trabajo dentro de Nu, Martina nos cuenta:
“A mí me impactó mucho el proceso de abrir una cuenta de banco en México. De tomar un número y esperar en la fila como si estuviera comprando jamón. Siempre trato de recordar esto y de ponerme en el lugar del cliente. Quiero que hagamos justicia a los clientes. Sí, somos un negocio, me importa el crecimiento de la compañía, pero no podemos sacrificar la integridad de nuestros clientes. He pasado mucha parte de mi vida en el trabajo y sí quiero que signifique algo. Al menos hacer mejor la vida de las personas. Me gusta pensar que estamos haciendo algo bueno”.
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