Ricardo González y Ricardo López, mejor conocidos como “Los Riquis”, sorprendieron a México cuando revolucionaron uno de los platillos más típicos de la gastronomía mexicana: las flautas. Son de pollo, papa, zanahoria con calabaza y queso, entre otros rellenos, y van acompañadas de su tradicional lechuga, crema, queso y guacamole, pero no se sirven en plato, no señora, se sirven en un vaso chelero.
El ingenio de Los Riquis no reinventó el platillo, solo la manera de comerlas, que brinda una deliciosa y original forma de entrarle al taco dorado, una modalidad de plato que de primer oído no tiene sentido, pero a la hora de disfrutarlas te brinda una experiencia inimaginable de chopeo. Esto bastó para que rápidamente los hambrientos comensales de la CDMX las pidieran por montones. Pero esto no paró ahí, también le añadieron un ingrediente sumamente especial: el drag.
Fiu Fiu Flautería nació por la escasez de chamba. Un buen día la pareja estaba sentada a la mesa, en casa de la mamá de Ricardo González, que ofreció su legendario guacamole junto a unas milanesas. Esta tradicional salsa mexicana, además de abrir el apetito de todos los comensales que llenaban la mesa, despertó la curiosidad emprendedora de la pareja para llevarla acompañando algún platillo idolatrado por las barrigas mexicanas.
“Sabíamos que los proyectos exitosos son los que ofrecen algo diferente. Desde nuestra experiencia, siendo flauta lovers, nos chocaba que al comerlas nunca podías llevar el bocado perfecto a la boca, primero te comes un taco dorado y después una ensalada con salsa. Por eso encontramos la manera de disfrutarlas como saben mejor”.
La primera vez que vendieron su producto terminado fue hace más de cinco años en un bazar que estuvo medio abatido por una manifestación. A pesar de la pocas personas que consiguieron llegar al lugar, vendieron toda su producción y fue ahí donde tuvieron la certeza que algo habían hecho bien.
Fiu Fiu Flautería: De prejuicios y negocios
Tras rotundo éxito pidieron dinero prestado y el negoció arrancó con una interminable cadena de venta, reinversión y algunas aventuras que fueron moldeadas por el hecho de pertenecer a la comunidad LGBTQI+.
Cuando comenzaron con el montaje de su negocio, el primer paso se enfocaba en conseguir local y en segundo término con la idea de lidiar con los posibles obstáculos a los que la pareja se podría enfrentar.
“Lo difícil no fue conseguir espacios disponibles en renta, sino luchar con la idea de que posiblemente te rechacen, que tal vez nos dirían que no por el simple hecho de ser una pareja gay. Mientras recorríamos la Ciudad de México en mi mente solo escuchaba la frase ’no quiero gays aquí’”.
“Encontramos una cocina ideal para nuestra operación que además se adaptaba a nuestro presupuesto, pero notamos que la dueña era una señora ultra católica, lo que nos llevó a pensar en inventar una historia y decir que éramos primos, amigos o hermanos”.
Aunque al final encontraron el lugar ideal, Ricardo hace hincapié en esas percepciones, que aún prevalecen dentro de la sociedad, en las que se identifica al colectivo LGBTQI+ como un grupo de personas informales e inclumplidas que no son capaces de sostener un proyecto de manera adecuada y respetuosa.
“A la sociedad le hace falta arriesgarse. Los inversionistas aún tienen miedo de apoyar iniciativas o proyectos que son dirigidas por miembros de nuestra comunidad. Aún se piensa que el rechazo y violencia del que ha sido objeto nuestro colectivo se puede ‘contagiar’ y dañar su reputación”.
Fiu Fiu Flautería apoya abiertamente la diversidad y la inclusión, y al convertirse en empleadores quisieron comenzar a integrar estas filosofías desde su propia cultura laboral. Actualmente hay más de 10 personas trabajando de manera formal en el negocio de los cuales el 50% forma parte de la comunidad.
¡Échame una manita!
Durante nuestra plática Los Riquis hicieron una lista de todo aquello con lo que les hubiera gustado contar antes de iniciar con su negocio, la educación financiera encabezaba el listado.
“Ahora mismo no me sirve mucho lo que aprendí sobre la historia de México. Me hubiera encantado saber un poco más de finanzas empresariales y personales. Cosas del SAT, ahorro, planeación, ¡uno no tiene ni idea! Al final lo aprendes sobre la marcha, pero puedes perder mucho en el camino”.
De la misma forma Los Riquis enumeraron inversión externa, como la forma idónea de hacer crecer su negocio, pero al parecer el fantasma de la orientación y pertenencia se hizo presente tan solo al considerarlo como una opción.
“¿Yo llegar a pedir un préstamo?, no lo sé. Aún me da un poco de miedo y la verdad es que ya traigo el ‘no’ en la mente porque represento un negocio abiertamente LGTBQI+. El miedo al rechazo existe porque aún existe la discriminación”.
“Al final somos una marca independiente, y a pesar de no contar con esos apoyos, estamos contentos de poder tener el control entero para seguir conservando la libertad de nuestro discurso como un negocio LGBTQI+”.
Aunque ambos afirman que existen muchas carencias con el apoyo a emprendimientos LGBTQI+, también saben que cuentan con recursos alternativos para hacer crecer su negocio de manera fa-bu-lo-sa.
Creatividad y conexión humana
Entre los muchos talentos de Ricardo González el arte de drag es uno que ha sabido combinar para ayudar a promocionar su negocio entre la comunidad. Si bien, ‘Ivanna’ no despacha flautas, hace apariciones incidentales para recordarnos a todos que Fiu Fiu Flautería es un negocio que evoluciona constantemente y que forma parte de una nueva generación de empresarios que transformarán la economía de México.
INS: @fiufiuflauteria
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