“Construir equipos fuertes y diversos” es uno de los valores de Nubank desde que surgimos en 2013 y la comunidad LGBTTTIQA es un pilar de esta cultura.
Creemos que es fundamental tener personas de distintos backgrounds, con vivencias y experiencias distintas. Personas que traigan sus ideas, miradas y referencias del mundo personales.
Crear equipos diversos nos hace una empresa más fuerte.
Hoy Nubank tiene un número significativo de personas de la comunidad LGBTTTIQA, resultado de nuestro esfuerzo en proporcionar un lugar donde todos puedan ser quienes realmente son.
En este mes del Orgullo LGBTTTIQA, invitamos a algunos Nubankers a contar un poco de su experiencia personal y de cómo es trabajar aquí. Cuatro historias distintas, pero unidas por el orgullo de ser quién se es.
Bruno Menezes, de Recife, Pernambuco (Brasil)
“Empecé a pensar más sobre mi sexualidad durante la adolescencia, a los 16 años. Fue un proceso difícil, especialmente porque crecí oyendo que ser gay no era normal, que estaba prohibido. Solamente a los 18 años empecé a entender quién yo realmente era, aunque mi familia todavía no lo supiese.
Un día decidí que necesitaba contar a mi madre que estaba saliendo con un chico. Ella me dijo que me amaba y que estaría conmigo para cualquier cosa, aunque sufriera.
Cuando empecé a trabajar en mi vida adulta, tenía miedo de mostrarme tal como soy. Convivía con gente que hacía bromas pesadas sobre gays y, por eso, fingía ser otro, otra persona, por miedo de sentirme frágil o sufrir su prejuicio.
En Nubank, me sentí aceptado como parte de la comunidad LGBTTTIQA desde el inicio de mi proceso de selección y supe que estaba en el lugar correcto.
Este año, cuando me casé, tuve otra prueba de lo acertado de esa elección: el hecho fue tomado con mucha naturalidad por todas las personas del trabajo. Después de todo, era sólo un matrimonio, como todos los demás.
Nubank es por mucho el lugar en el que más crecí profesionalmente, aprendí y desarrollé nuevas habilidades. Aquí estoy aprendiendo a liderar un equipo -algo que siempre he querido hacer. Hoy, tengo total apoyo para evolucionar en esa misión y mostrar a otras personas que también pueden estar donde yo he llegado.”
Bruno Leão, de Manaus, Amazonas (Brasil)
“Desde niño yo sabía que había ‘algo diferente’ en mí, pero como crecí en una familia conservadora, solía escuchar que ser gay era inmoral. Durante la adolescencia, me vi obligado a esconder quién era. En casa, me portaba como una cierta persona; fuera con los amigos era otra, completamente diferente.
En aquel momento, me enfoqué en estudiar y desarrollarme profesionalmente: entré a la universidad, empecé a trabajar, y luego cambié de ciudad para hacer un posgrado. Lejos de casa, recién entonces pude ser yo mismo.
El año pasado, entendí que no tenía motivo para esconder mi vida a nadie y hablé abiertamente con mi familia sobre el tema. Hasta hoy, ellos no entienden, tampoco aceptan.
A lo largo de los años, he trabajado en lugares que han aceptado mi homosexualidad y en otros en los que necesité esconderme para garantizarme el empleo. La verdad es que, cuando necesitas dinero para mantenerte, sobrellevas algunas bromas, comentarios y actitudes prejuiciosas.
Pero desde que me mudé a São Paulo, me sentí muy arropado. En Nubank, mi equipo me recibió como parte de la familia y me di cuenta de que aquí una persona LGBTTTIQA puede ser quien es.
Ser yo mismo significa no esconderme o no necesitar disimular nada. Puedo hablar de mi novio o usar la ropa que quiero, sin temor de lo que piensen los demás.
Tener amigos y trabajar en un lugar que me acepta exactamente como soy me ayuda mucho a desarrollarme y a luchar para que otras personas tengan las mismas oportunidades que he tenido”.
Josafat Vargas, de Ciudad de México (México)
“Siempre supe que era diferente, aun si de niño no entendía del todo por qué lo era. Después de una adolescencia complicada en la que la mayor parte del tiempo lo pasé confundido y con miles de sentimientos que no entendía, el momento en el que decidí enfrentar y aceptar mi realidad llegó hace 20 años. Entonces, el mundo era muy distinto: no había tanto acceso a la información como ahora, la visión que tenía de lo que es ser gay era muy limitada y, por si fuera poco, el estigma con el que la gente gay vivía era terrible.
Una de las primeras personas gay que conocí me dijo algo que siempre he tenido muy presente. Se convirtió casi en un mantra de vida: “Ser gay no es algo que tú decidas; al menos no conozco a nadie que lo haya elegido. Lo que sí puedes elegir es cómo vivirlo”. Ese fue el impulso que me ayudó a aceptarme y “salir del closet”. Ese día sentí una libertad que nunca había sentido y, aún sin saber a lo que me enfrentaría, sabía que había tomado la mejor decisión, pues empecé a entender quién era yo.
Me siento afortunado en ese sentido. En la carrera profesional que elegí es común que haya personas gays. Hasta hace un par de años, siempre trabajé en agencias y nunca fue realmente un tema (salvo en un par de ocasiones).
Lo que para mí ha sido una gran diferencia es que en Nubank se celebra a la gente por ser quien es de verdad. Puedo sentir que no sólo es una política que se adoptó por cuestiones legales, o porque otras compañías lo están haciendo, o porque es una tendencia.
En Nubank de verdad se celebra la diversidad LGBTTTIQA; para mí es una compañía que la entiende, la abraza y la celebra. Nubank es un espacio social al que realmente le importa el bienestar de cada uno de sus colaboradores.”
Laís Martins, de São Paulo (Brasil)
“En el principio, fue difícil aceptarme: la gente crece creyendo que lo normal es la heteronorma. Y hacer frente a esta idea fue un proceso intenso. Con 13 años, tomé coraje y conté a mi madre que tenía una novia. Ella me dijo que siempre me apoyaría, pero luego empezaría un largo camino para lograr abrirme con otras personas.
Tuve miedo de cómo sería recibida en un ambiente de trabajo y pasé por algunas situaciones malas. En una empresa, me pidieron que empezara a seguir un código de vestimenta que incluía esmalte y lápiz labial rosa -algo que no me siento bien usando.
La verdad es que sentirme yo misma es esencial; no podría dar mi máximo si una parte de mí tiene que luchar para ocultar quien soy.
Lo que me gusta en Nubank es que no necesito levantar una bandera para asumir quién soy. No necesito reforzarlo todos los días. Puedo ser yo misma sabiendo que ningún compañero de trabajo me va a evaluar por mi apariencia.
Hay un detalle en la oficina de Nubank en São Paulo que me parece muy divertido. E importante. En todos los pisos, tenemos baños unisex. Esto es algo que parece pequeño, pero que puede hacer una gran diferencia para la gente.”