Nu nació para desafiar lo establecido, es por eso que las historias de personas que se atreven a dejar atrás el statu quo nos llenan de emoción.
Hoy queremos celebrar estos perfiles, que no solo detonan cambios, sino que los viven en primera persona. Ahora es el turno de Linda Franco y Antonio Perdigón, dos grandes mentes creativas que desafiaron al mundo y derribaron los límites, uniendo la industria de la moda con la tecnología. Hoy están cambiado las percepciones de nuestra relación con el vestido con innovadoras piezas, como la primera chamarra que le permite al usuario crear música a través de sensores de movimiento y tacto, usando el cuerpo como interfaz.
Esta es una de las historias de todos aquellos que nos motivan a seguir adelante con nuestra misión de liberar a las personas de la complejidad. Después de todo, están ahí afuera, creando cosas increíbles, abriendo el camino y reinventando el futuro.
Ver más allá de lo establecido
“Antonio y yo nos conocimos en la universidad durante el 2008. A pesar de estar estudiando moda y marketing, respectivamente, el tema de la tecnología comenzó a crear mucha resonancia entre nosotros y decidimos comenzar a trabajar juntos sobre ese terreno.
En ese entonces mucha gente aún creía que la tecnología se limitaría al entretenimiento y a funciones básicas de oficina. Muy poca gente la entendía como la herramienta que escalaría sus negocios al siguiente nivel. Nos asociamos y empezamos a desarrollar apps para marcas de ecommerce y algunas otras soluciones digitales de primera necesidad. Al entrar cada vez más en este universo comprendimos el gran valor e importancia que la tecnología tendría para la gente a corto plazo. Decimos explorar más caminos que ayudaran a acelerar esta migración”.
Ayudar en el camino, un ganar-ganar
“De forma paralela el camino de la moda también fue madurando. Tuvimos la idea de crear un proyecto que pudiera retribuir activamente a la sociedad y así nació: ‘Plan de escape’. El objetivo del programa era desarrollar una línea de ropa conceptual con los internos de una penitenciaría en la Ciudad de México. La ejecución duró dos años y medio, y su espíritu siempre estuvo sostenido en apoyar la rehabilitación de las personas que estaban cumpliendo una condena, mostrándoles cómo se puede comenzar de nuevo, reinventándose, en este caso utilizando al diseño como vehículo”.
“Quisimos demostrar a los reos, que todos nacemos siendo creativos y que esas facultades se pueden desarrollar y aprovechar como herramientas para comenzar una nueva vida”
“Dentro de las cárceles los reos se encuentran inmersos en un sistema de códigos de vestimenta que los lleva a un aislamiento mucho más profundo. Al ser el vestido una de las vías de comunicación que quedaban coartadas a su ingreso, este ejercicio les devolvía la oportunidad de crear un código propio, tanto para expresarse como para tener una válvula de escape. El proyecto empoderó su creatividad y lograron incorporar nuevas herramientas en su proceso, mismas que les devolvieron parte de su potencial como personas e individuos”.
“El proyecto concluyó con mucho éxito, tuvimos una pasarela en una de las penitenciarías junto con una muy buena cobertura de medios. Pero lo más importante fue comprobar el gran impacto que tuvo en todos los participantes, y confirmar el potencial que la moda podría aportar si se integraba con un pensamiento estratégico para trabajar a favor de las personas”.
Atreverse a lo extraordinario: Machina
Después de haber tenido la experiencia dentro de la penitenciaría, Antonio, quien estaba por concluir su carrera en moda, decidió hacer su tesis con la creación de una marca que fusionara el vestido con la tecnología. Así nació Machina, Wearable Technology.
“Nos integramos de nuevo como equipo en una empresa que fue calificada por profesionales de la industria y muchos profesores, como “imposible de llevar a cabo, cero escalable y poco realista”
“Nosotros sabíamos que era algo nuevo, pero nunca nos dimos por vencidos a pesar de los desalentadores pronósticos”
“Crecimos viendo películas como ‘Volver al futuro’, donde los tenis autoajustables y las chamarras que se secaban en segundos eran una realidad. Una realidad que cada día tenía más congruencia con la vida moderna y no podíamos entender que siguiera siendo solo un tema de ficción. Si bien ya existían algunos prototipos de esta fusión, algunas marcas solo los producían para celebridades, y eran muy poco funcionales para la vida real”.
“Durante el proceso, de lo primero que nos percatamos fue que la moda, a pesar de cambiar tan rápidamente, no se había reinventado de una forma consistente desde hacía muchos años atrás. Identificamos que la industria del vestido tiene un esquema cíclico, por temporadas, contrario a la tecnología que goza de un patrón de crecimiento ascendente y expansivo. De ahí vino el primer reto, que pedía fusionar estos dos mundos y hacer que estas prendas fueran funcionales para todo el mundo”.
Al mes de que el proyecto se había calificado como inviable, Machina recibió su primera ronda de inversión. Un capital privado que hizo despegar el plan y lo proyectó como una realidad que dejaba atrás su estatus de tesis.
“Retarnos a nosotros mismos fue esencial para comprobar que las industrias de la moda y la tecnología se podían fusionar. Integrar la tecnología a nuestra vida diaria, a través de la ropa, nos puede ayudar a llegar al siguiente nivel como sociedad y cultura”
“Después de algún tiempo y mucho trabajo, nuestra colecciones comenzaron a fluir y nos hicimos de una clientela alrededor del mundo que comenzó a abrazar esta fusión. Actualmente puedes encontrar nuestras piezas en 12 ciudades de México, E.U.A., Taiwán y China”
Linda y Antonio cuentan hoy con varias colecciones que han revolucionado las pasarelas de todo el mundo. Poniendo la funcionalidad como su primer entregable y demostrando cómo el revolucionario ingenio mexicano está más presente que nunca en la visión de las nuevas generaciones.
“Nacer en Latinoamérica es complejo, porque nos heredan una cultura del ‘no se puede’, y verdaderamente lo tenemos que cambiar. Hay que aprender a confiar en nosotros mismos. A entender que somos capaces de todo, y también aceptar que estamos a la altura para competir en un mercado global”.
Con 10 años en el mercado internacional, hoy Machina busca seguir abriendo brecha para una forma emergente de moda y de tecnología portátil, que se distingue por ser accesible y conveniente, que además de cumplir con las demandas funcionales del vestir, resta complejidad en la vida diaria del usuario, añade conectividad y entretenimiento. Actualmente su misión se centra en proporcionar a cada “atleta digital” (como ellos llaman a sus clientes) el mejor dispositivo portátil para su “respectiva disciplina”, ayudándolos a ser más interactivos, únicos, rápidos y más fuertes.
“Los grandes avances siempre se han dado después de las crisis, y en Machina estamos convencidos que el momento para América Latina está llegando. Llegó el tiempo de reinventarnos y aprovechar, por primera vez en mucho tiempo, que el latino tiene TODO para romperla; el mundo ha reconocido que los latinos tenemos con qué, que abundan las propuestas, que marcamos tendencias y que tenemos muchísimo talento”, concluyeron los fundadores de Machina.
Este contenido es parte de la misión de Nu para devolver a las personas control sobre sus vidas financieras. ¿Aún no conoces Nu? Obtén más información sobre nuestro servicio y nuestra tarjeta de crédito sin complicaciones, da clic aquí.