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1ra. regla para salir de deudas: no huir de tus compromisos

Sabemos que las deudas pueden quitarte el sueño, pero no estás solo. Esta guía te acompaña paso a paso con estrategias que puedes aplicar desde hoy para recuperar el control de tus finanzas y tu tranquilidad.

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Recibos que se acumulan en el refri, mensajes del banco que ya mejor ni abres, y hasta pena de ver al amigo que te prestó dinero hace meses. Si te suena familiar, no estás solo. Ignorar las deudas podría parecer la solución más fácil, pero la realidad es que solo empeora las cosas. Por eso, la primera (y mejor) estrategia para salir de deudas es no sacarle la vuelta al problema sino enfrentarlo. Lo mismo si le debes al banco, a una tienda o a alguien cercano.

Y sí, es verdad que tan solo pensar en cómo salir de deudas estresa o nos puede dar bajón, pero la buena noticia es que no tienes que pasar por esto solo. Acá te compartimos 4 pasos prácticos para que retomes el control, vivas sin estrés financiero y recuperes tu tranquilidad. 

No cambies de pestaña, ya estás aquí. ¡Vas por buen camino!

Estrategia para salir de deudas en 4 pasos 

Si bien nadie tiene una varita mágica para borrar las deudas de la noche a la mañana, sí hay pasos concretos que te pueden guiar para empezar a reducirlas y respirar con más tranquilidad. La siguiente estrategia es una ruta práctica paso por paso para resolver de una buena vez esa deuda que hoy te roba el sueño.

1. No huyas de la deuda: reconócela (aunque duela) 

La verdad es que ver cuánto debes puede ser tan incómodo como ir al dentista después de años. Pero créenos cuando te decimos que hay que pasar por ahí: enfrentar esa realidad es fundamental. Haz una lista sencilla para tener claro a quién le debes, cuánto exactamente, y desde cuándo. Este ejercicio te ayudará a entender mejor cuál es tu escenario actual.

Y sí, quizás cuando veas los números ya en papel sientas ansiedad, pero también tendrás claridad. Saber con precisión lo que debes es el primer paso para sentir que puedes manejar la situación. Recuerda que las deudas no son eternas si empiezas a tomar control.

2. Habla con tus acreedores

Al banco, la tienda departamental, el tío que te sacó de apuros en la última emergencia o a quien sea que le debas, lo mejor es comunicarte y hablar sobre lo que está pasando. Explícales tu situación actual, con honestidad e interés por encontrar una solución en conjunto. Ese pequeño gesto puede cambiar totalmente la actitud de la persona con quien hablas.

Piensa que, aunque de momento no te parezca así, del otro lado también hay una persona que probablemente quiere ayudarte a resolver esto. Una comunicación abierta facilita hacer acuerdos que favorezcan a ambas partes y, de paso, te quitará un peso enorme de encima.

3. Paga lo que puedas, cuando puedas 

Si de momento no puedes pagar toda la deuda, ¡está bien! Acá lo importante es que, aunque sean pequeños, des pasos constantes para saldarla. Pagar aunque sea poquito, pero de manera frecuente, demuestra tus ganas de cumplir y eso le da confianza a tus acreedores.

Además, los pagos parciales ayudan a que tu deuda no crezca más por intereses y penalizaciones. Al final, pagar algo cada mes es mucho mejor que no pagar nada y dejar que la deuda siga creciendo sin control.

4. Negocia o reestructura si es posible  

¿Sabías que la mayoría de las instituciones financieras y empresas están dispuestas a negociar tu deuda? Muchas veces creemos que no hay salida, pero la realidad es que sí hay varias opciones: planes de pago flexibles, reducción de intereses o incluso una reestructura completa. Solo falta que te comuniques y preguntes.

Olvídate de la vergüenza y el miedo. Renegociar es una práctica muy común y muchas veces las empresas prefieren llegar a acuerdos que sean realistas para ti, antes que no recibir nada. Pregunta, escucha qué opciones te dan y elige la que se adapte mejor a tu situación actual. 

¿Por qué huir no es una opción? 

Huir de tus deudas no es una buena opción porque eso sólo hará que todo se complique más. Es normal querer esconderse cuando no tienes dinero para pagar o cuando las llamadas del banco se vuelven incómodas. Pero el silencio no es gratis, la deuda seguirá estando ahí (y crecerá); y tarde o temprano te toparás con las consecuencias.

Cada vez que dejas en visto a tus acreedores, tu historial crediticio sufre las consecuencias y tu relación con las personas que confiaron en ti se daña. Esto, además de complicarte la vida en el presente, también limita tus opciones en el futuro. 

Así que recuerda: enfrentar la deuda hoy te evitará problemas más grandes mañana.

Las deudas no desaparecen solas  

Seamos honestos: aunque cierres los ojos y cruces los dedos esperando que la deuda desaparezca mágicamente, la realidad es otra. Ignorar tus compromisos no hace que se vayan, al contrario, suele empeorar la situación. 

¿Por qué? Porque cada día que pasa sin atender esa deuda, los intereses crecen, llegan más multas y hasta podrías recibir alguna acción legal. Sin darte cuenta, la deuda se transforma en una gran bola de nieve que será aún más difícil de controlar.

Por eso, lo mejor es actuar cuanto antes. Si no puedes cubrir la deuda completa de golpe, está perfecto; la clave está en tomar decisiones rápidas. Esto te permitirá negociar condiciones más amigables, frenar los intereses acumulados y evitar que todo se salga de control. Recuerda que cualquier paso que des hoy te evitará un dolor de cabeza mucho más grande mañana.

No solo se trata de dinero: también está en juego tu reputación  

Cuando hablamos de deudas, solemos pensar solo en números y cuentas por pagar, pero hay algo igual de importante en juego: tu reputación. Las deudas no solo afectan tu cartera, también impactan en cómo te perciben los demás. Y no estamos hablando solo de bancos o instituciones, sino también de amigos, familiares o personas cercanas que confiaron en ti.

Cumplir con tus compromisos —o mostrar que estás haciendo el intento— puede marcar una gran diferencia. Mantiene abiertas las puertas a futuros apoyos, créditos o préstamos cuando realmente los necesites. En cambio, evadir responsabilidades puede cerrar esas puertas por mucho tiempo, y recuperar la confianza perdida no siempre es fácil. Por eso, dar la cara y mostrar buena voluntad, aunque sea con pagos pequeños, vale muchísimo más de lo que crees.

Recuerda: pedir ayuda no es rendirse 

A veces creemos que debemos solucionar nuestros problemas financieros en silencio, como si fuera una carga que tenemos que cargar solos. Pero la verdad es que salir de deudas no tiene por qué ser una misión solitaria. Hoy más que nunca hay herramientas, aplicaciones, asesorías e incluso comunidades que están ahí para darte la mano y ayudarte a encontrar un camino.

Pedir ayuda no te hace menos, al contrario: es una muestra de valentía y madurez. Reconocer que necesitas apoyo y buscar soluciones demuestra que estás tomando el control de tu situación. Así que si sientes que ya no puedes solo, no dudes en levantar la mano. Entre más rápido lo hagas, más pronto vas a empezar a recuperar tu tranquilidad y tu estabilidad financiera.

Recuerda, dar la cara es el primer paso para liberarte 

Enfrentar tus deudas puede dar miedo, pero también es el primer paso para sentirte más ligero. Dar la cara no solo habla de responsabilidad, también es una forma de cuidarte a ti mismo.

Porque sí, salir de deudas va más allá del dinero: se trata de recuperar tu paz mental, dormir tranquilo y construir un futuro sin tanto peso encima. Paso a paso, se puede. Y lo estás empezando hoy.

En Nu México queremos que nuestros clientes y lectores tengan la información necesaria para tomar decisiones mejor informadas con su dinero y así ayudarles a recuperar el control de su vida financiera. Este contenido se ofrece de forma educativa e informativa para ayudarlos a lograr ese fin. Si deseas conocer más detalles sobre los productos y servicios que ofrece Nu México Financiera S.A. de C.V., SFP visita nuestro sitio web oficial https://nu.com.mx/   

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