Si tuvieras que enumerar los Derechos Humanos, ¿cuáles recordarías? Es probable que te venga a la mente el derecho a una vivienda y alimentación dignas. El derecho a la salud, por supuesto, y también a la educación. Se recuerda mucho el derecho de ir y venir y la libertad de expresión, ¿no?
Todo ello está contenido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, una resolución de las Naciones Unidas de 1948 que hasta el día de hoy sirve de base en el mundo para establecer lo que significa tener una vida digna. Pero hay un derecho medio olvidado, ahí en el artículo 24, que a veces queda relegado a un segundo plano. Y dice así:
“Toda persona tiene derecho al descanso y al ocio, incluida la limitación razonable de la jornada laboral y las vacaciones periódicas retribuidas”.
En teoría es un derecho muy importante. Pero, con la inflación al alza, el desempleo, los bajos salarios, los altos costos para participar en actividades culturales y de entretenimiento, el derecho al ocio es el primero en salir de la lista de prioridades financieras.
A continuación, te damos más información sobre cómo se divierten los mexicanos, cuánto cuesta divertirse en México y cómo priorizar esto en el presupuesto cuando sea posible.
La importancia del ocio
Es parte de la cultura mexicana glorificar el trabajo y condenar el descanso. Hay varias frases de conocimiento popular que así lo confirman. Desde “al que madruga, Dios le ayuda”, pasando por “el trabajo ennoblece”, hasta llegar a creer que “la ociosidad es la madre de todos los vicios”.
Probablemente hayas escuchado estos y otros, y ya te hayas sentido culpable por quizás sucumbir a la pereza en un momento en el que se esperaba que fueras “útil”.
Pero la aversión de la sociedad a la ociosidad no está justificada. De hecho, hay estudios que demuestran que algunos genios del mundo solo podían cumplir bien con sus obligaciones porque además descansaban mucho.
En una investigación de la Universidad de California, el profesor de psicología Alex Soojung-Kim Pang estudió algunos de los más grandes pensadores de la historia y descubrió que no estaban precisamente obsesionados con el trabajo.
Fue el caso del naturalista británico Charles Darwin, que trabajaba unas cuatro horas y media al día, en dos bloques de poco más de dos horas, por la mañana y por la tarde. Y ocupaba el resto del tiempo para largos paseos, siestas, paseos… y, a ese ritmo, escribió más de 19 libros que cambiaron el futuro de la biología.
Esta fue también la agenda de otros gigantes, como el escritor alemán Thomas Mann, ganador del Premio Nobel, y el escritor británico Charles Dickens, autor de clásicos como “Oliver Twist”.
Hoy en día hay muchas discusiones sobre los beneficios de reducir la jornada laboral. Pero el punto aquí es que, además de ser un derecho humano, descansar y divertirse se consideran buenos incluso para la productividad.
¿Qué es el ocio?
En general, el ocio es todo lo que alguien hace con su propio tiempo libre. Si aprovechas tu tiempo libre para limpiar la casa, no es gratis solo porque el trabajo no sea remunerado. El tiempo libre es tiempo libre. Y las tareas del hogar, por ejemplo, forman parte de las obligaciones cotidianas.
Este concepto fue elaborado por el sociólogo y profesor Joffre Dumazedier, de la Universidad de la Sorbona, en Francia. Es el mayor referente académico cuando se habla de ocio.
Dumazedier entendió que la idea de tiempo libre surgió en el modo de producción capitalista y se instauró cuando los trabajadores comenzaron a tener derechos garantizados. El tiempo libre aparece en oposición al tiempo productivo. Es decir: todo lo que no es producción es ociosidad. Puede parecer una obviedad hoy en día, pero esto supuso una revolución en la forma en que entendemos el uso del tiempo.
Imagina todo lo que se deriva de esa oportunidad de disfrutar del tiempo libre. Está la industria del turismo, la industria cultural, el deporte, los videojuegos y mil formas de vivir el ocio.
Divertirse también puede implicar aprender algo, como visitar un museo, o una actividad como tomar fotografías. Puede ser un tiempo más pasivo, viajes contemplativos por la naturaleza o a la playa. O jugar al fútbol con amigos durante el fin de semana, y así sucesivamente.
La mayoría de los ejemplos implican un impedimento: gastar dinero. Un estudio de la consultora PwC estimaba que, para 2022, la industria del entretenimiento y medios en México sería de 27 mil millones de dólares. El turismo mexicano registró un ingreso de divisas de 26 mil 346.9 millones de dólares en 2022.
Entonces, el ocio es una actividad económica, cuesta dinero y debe incluirse en el presupuesto, cuando sea posible, para que pueda suceder.
¿Cómo se divierten los mexicanos?
Es común escuchar que existen muchas opciones de ocio gratuito para disfrutar de tu tiempo libre. Pero esto suele ser una verdad a medias. La actividad en sí puede no tener costo alguno, pero ¿qué pasa con el transporte para llegar allí? ¿Y la comida? Especialmente para las personas que viven en las afueras de las grandes ciudades, las instalaciones de ocio como parques, cines y centros culturales quedan lejos. Y estos gastos de viaje y comida pesan mucho sobre las familias de bajos ingresos.
Cuánto pesan y cómo varía mucho en la sociedad. Hay festivales de música donde las entradas para un fin de semana, más el transporte y la comida, pueden llegar a costar hasta un mes completo de salario mínimo. Ya ni hablar de si quieres que la experiencia sea VIP.
¿Ir al cine y y a cenar en familia? Para dos adultos y dos niños, esta cuenta puede salir fácil entre $800 y $1,000. Considerando que el salario mínimo en México es de $172.87 diarios, una salida en familia de este tipo implica destinar entre 5 y 6 días de trabajo.
El cine, ir a un partido de fútbol, a las luchas, a un bar o a un antro, asistir a un concierto o a un festival, el ocio tiene posibilidades infinitas y hay para todos los bolsillos. Pero no por eso se puede decir que sea fácil acceder a este derecho al ocio y a la diversión sin gastar dinero. O mejor dicho, no se puede decir que en México todos tengan las mismas oportunidades para divertirse.
Desigualdad de oportunidades para divertirse en México
México es un país muy desigual y es importante tener una visión del perfil de ingresos cuando se habla de estos gastos. Según datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH, 2020), realizada por el INEGI, los mexicanos destinan el 14% de su ingreso a actividades de esparcimiento.
Sin embargo, las llamadas clases A y B representan el 88% del gasto en ocio y esparcimiento. No es de sorprenderse considerando que este sector de la población puede llegar a tener ingresos hasta 15 veces más altos que las clases C, D y E. Y esto se ve reflejado en las oportunidades para divertirse en México.
¿Qué podemos concluir de todo esto? Que el derecho al ocio está aún más garantizado para unas personas que para otras. A la hora de armar un presupuesto, si necesitas recortar gastos, el ocio es lo primero en sacrificarse.
¿Cómo incluir el ocio en el presupuesto?
Hay varios consejos financieros para armar un presupuesto mensual. Una de las más conocidas es la regla 50-20-30, que se desglosa así:
- El 50% de los ingresos se destina a gastos esenciales como alquiler y pago de servicios.
- El 20% se asigna a prioridades financieras, como la creación de una reserva de emergencia, el pago de deudas o el ahorro.
- Y el 30% se aparta para todo lo que tiene que ver con estilo de vida, que incluye ocio, viajes, salir a comer a ese restaurante de moda, beber con amigos, etc.
Tal vez no tengas claro cómo aplicar estas matemáticas a tus ingresos, así que vale la pena dar dos pasos atrás y comenzar desde lo básico: una hoja de cálculo para entender a dónde va tu dinero.
Pon todos tus gastos del mes en una hoja de cálculo y sepáralos por categoría. De esta manera, puedes comprender cómo va tu división y ver dónde tienes espacio para reorganizar.
Es más fácil aplicar la regla 50-20-30 una vez que comprendas cómo priorizar tus gastos. Y, por supuesto, eres tú quien sabe dónde se aprieta el callo, y por tanto puedes hacer una valoración más coherente de tu vida en este momento.
Si, por ejemplo, está muy endeudado, reservar el 20 % de tus ingresos para esto puede no ser suficiente, y el 30 % para gastos de estilo de vida puede parecer excesivo. Lo mejor es aprender a adaptarse como mejor te parezca, pero trata no alejarte demasiado de la regla.
Muchas personas solo pueden pagar lo básico y, a veces, ni siquiera eso. En este caso, el ocio pasa al final de la lista de prioridades porque no puede competir con la vivienda, la alimentación, la salud.
Pero es importante no perder de vista y objetivos que el tiempo libre es más que un deseo, es tu derecho. Mientras las cuentas no mejoren, intenta buscar alternativas cerca de casa, gratis, al aire libre. Un paseo en bicicleta, un paseo por el barrio te pueden ayudar a afrontar momentos difíciles.
Entonces, ¿cuánto cuesta divertirse en México?
No hay una respuesta definitiva para saber cuánto cuesta divertirse en México. Depende de dónde vivas, cuánto dinero tengas disponible para invertir en él, qué entretenimiento te guste más. Pero, en general, puede costar hasta el 30% de tus ingresos mensuales, si tienes las cuentas al día.
Tener un monto separado para esto puede alentarte a participar en nuevas actividades o establecer objetivos de viaje más largos y costosos, por ejemplo.
Lo que importa, según el sociólogo Dumazedier, es que el ocio representa tu satisfacción personal, ya sea para descansar, desarrollarte o entretenerte. El descanso es tan importante como el trabajo y, de nuevo, un derecho humano.
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