Una taza de color blanco flota sobre un limbo morado Nu mientras muestra un símbolo de interrogación que recuerda qué es un rendimiento financiero

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¿Qué es un rendimiento financiero?

Te contamos qué es un rendimiento financiero, qué tipos hay, cómo se calculan y, lo más importante, cómo maximizarlos para acercarte a tus metas económicas.

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¿Qué tal te caería tener un árbol mágico en tu jardín? Pero no cualquier árbol; sino uno que, en lugar de frutas, te dé billetes. Y que cada mañana, al despertar, salgas a recoger los billetes que han crecido durante la noche. Aunque la idea te suene a cuento de hadas, no está tan alejada de la realidad para quienes viven en el mundo de las inversiones y los fondos de ahorro. Aquí, la clave para transformar esta fantasía en una realidad es entender qué es el rendimiento financiero.

Pero, como cualquier buen agricultor te dirá, para cosechar una buena ganancia, primero necesitas entender el terreno, sembrar las semillas correctas y cuidar tu inversión con esmero y paciencia. Para que empieces a tantear bien el terreno y le agarres confianza, en este artículo, nos adentraremos en el mundo de los rendimientos financieros. Veremos qué son, cómo se calculan y, lo más importante, cómo puedes maximizarlos para fortalecer tu salud financiera y acercarte a tus objetivos económicos.

¿Qué es un rendimiento financiero?

El rendimiento financiero es la ganancia que obtienes de tus inversiones o ahorros, expresada generalmente como un porcentaje. Es el indicador que te dice qué tan eficientes son tus activos para generar más ingresos. Para los distintos tipos de inversionistas que existen, entender este concepto es fundamental porque determina la rentabilidad de sus estrategias financieras.

En el universo de las finanzas, hablar de rendimiento financiero es referirse al corazón mismo de la inversión. Cada peso que inviertes es un pequeño soldado enviado a la batalla, con la misión de capturar más territorio (o en este caso, más pesos) y regresar victorioso a casa. El rendimiento financiero, entonces, es el informe de batalla que te muestra cuánto territorio han conquistado tus soldados, expresado generalmente como un porcentaje. Es la medida de cuánto ha crecido tu inversión original gracias a sus esfuerzos.

Tipos de rendimientos financieros

Ya adentrados en el mundo de las inversiones, nos encontramos con un cruce de caminos: ¿optar por la seguridad de los rendimientos fijos o aventurarse en el dinámico mundo de los rendimientos variables? Esta elección es fundamental en la construcción de un portafolio de inversión equilibrado y acorde a tus metas financieras.

Ahora desglosaremos estas dos categorías para entender mejor sus características y cómo se manifiestan en el mundo real de las inversiones.

¿Qué son los rendimientos fijos?

Rendimientos fijos son aquellos que, como su nombre lo indica, te ofrecen un retorno predecible sobre tu inversión. Cuando los eliges, sabes exactamente cuánto dinero ganarás durante un período específico.

Esto los hace particularmente atractivos para quienes prefieren la certeza y tienen una menor tolerancia al riesgo. Instrumentos como los bonos del gobierno o certificados de depósito ofrecen este tipo de rendimientos, prometiendo una tasa de interés fija a lo largo de su duración.

¿Qué son los rendimientos variables?

Por otro lado, los rendimientos variables presentan una naturaleza más impredecible porque están sujetos a las fluctuaciones del mercado. Inversiones como las acciones, fondos mutuos de renta variable, o incluso algunas propiedades inmobiliarias, ofrecen rendimientos que pueden variar significativamente.

Estos rendimientos se ajustan no sólo en función del desempeño de la empresa o activo en el que has invertido, sino también de las condiciones generales del mercado y la economía.

Ejemplos de cada tipo de rendimiento en el mundo real

Para ilustrar mejor estos conceptos, consideremos algunos ejemplos concretos.

Si un bono del gobierno, o los valores gubernamentales, te prometen un 5% anual, este porcentaje representa un claro ejemplo de rendimiento fijo. Al invertir en este bono, el gobierno se compromete a pagarte una tasa de interés del 5% sobre el monto invertido cada año, hasta que el bono alcance su fecha de vencimiento. Esta previsibilidad hace que los bonos sean una opción popular entre los inversionistas más conservadores.

En contraste, comprar acciones de una empresa le agrega un grado de variabilidad a tu inversión.

El valor de estas acciones y los dividendos que puedan repartir dependen directamente del desempeño de la empresa y del mercado en general. Si la empresa tiene éxito, su valor puede aumentar, y con él, el valor de tu inversión. Sin embargo, si la empresa tiene problemas, el valor de tus acciones puede disminuir. Este riesgo inherente es lo que, potencialmente, podría darte más rendimientos. De esta forma, si estás buscando una mayor recompensa en tu inversión y no te asusta asumir un riesgo mayor, el panorama se vuelve más atractivo.

¿Cómo se calculan los rendimientos financieros?

Entender cómo se calculan los rendimientos financieros te equipará con la lupa necesaria para examinar de cerca el desempeño de tus activos. En los siguientes párrafos desentrañaremos las fórmulas básicas que toda persona inversionista debería tener en su caja de herramientas: el rendimiento porcentual y el rendimiento absoluto.

Rendimiento absoluto y rendimiento porcentual: ejemplos prácticos

El rendimiento absoluto es la forma más directa de medir el éxito de una inversión. Se calcula simplemente restando el valor inicial de la inversión de su valor final (o actual). Esta cifra nos da la ganancia (o pérdida, si el número resulta ser negativo) en términos absolutos, sin tener en cuenta el tiempo durante el cual se realizó la inversión.

Es decir, si invertiste $1,000 y al final del periodo tienes $1,100, tu rendimiento absoluto es de $100.

Por otro lado, el rendimiento porcentual te da una perspectiva proporcional de cuánto ganaste. De esta forma puedes hacer una comparación más justa entre inversiones de diferentes tamaños. Para calcular el rendimiento porcentual, tomamos la ganancia (la diferencia entre el valor final y el valor inicial de la inversión) y la dividimos por el valor inicial de la inversión.

Luego, multiplicamos ese resultado por 100 para obtener un porcentaje. Siguiendo el mismo ejemplo anterior, si tu inversión inicial fue de $1,000 y terminaste con $1,100, tu ganancia es de $100. Dividiendo $100 entre $1,000, obtenemos 0.1, que al multiplicarlo por 100 nos da un rendimiento porcentual del 10%.

Tipos de inversiones y su potencial de rendimiento

Cada tipo de inversión ofrece sabores (rendimientos) únicos y viene con su propio nivel de picante (riesgo). Las acciones son ese platillo exótico que promete emociones fuertes pero podría no caerle bien a todos. Los bonos y fondos mutuos son más como una comida casera: confiable pero con un toque interesante. Recorramos este buffet de opciones a ver qué hay cada cazuela:

Acciones

Las acciones son como comprar una parte de tu restaurante favorito. Si el lugar lo hace bien, tu parte valdrá más y podrás venderla a un precio más alto de lo que pagaste. El potencial de rendimiento aquí es alto porque, si eliges bien, podrías duplicar o triplicar tu inversión. Pero recuerda, también viene con el riesgo de que el restaurante (empresa / negocio) pueda no hacerlo tan bien, y termines deseando no haberle entrado nunca.

Bonos

Si las acciones son una apuesta en un restaurante, los bonos son el préstamo que le haces a un amigo y que promete pagar con intereses. Son generalmente más seguros que las acciones porque sabes exactamente cuánto vas a recibir y cuándo. Sin embargo, el rendimiento suele ser más modesto. Ideal para quienes prefieren dormir bien por la noche sabiendo que su inversión no está montando una montaña rusa en el mercado.

Fondos mutuos

¿No sabes qué plato elegir? Los fondos mutuos son una receta digna de un chef (gestor de fondos), que mezcla diferentes inversiones, como acciones y bonos, para diversificar y manejar el riesgo. Una gran opción si buscas distintos sabores (rendimientos) sin tener que convertirte en un cocinero experto (inversionista) tú mismo.

Al igual que en el buffet, la clave está en saber cuánto servirte de cada plato para disfrutar de una comida (portafolio de inversión) balanceada y satisfactoria. ¡Buen provecho!

Estrategias para maximizar los rendimientos

En el jardín de las finanzas, cultivar un portafolio próspero requiere más que solo plantar tu dinero y esperar lo mejor. Necesitas combinar tácticas inteligentes, paciencia y, a veces, un poco de magia verde (financiera). Acá te van los secretos del jardinero financiero para que tus inversiones no solo sobrevivan, sino que florezcan espectacularmente.

Consejos para diversificar inversiones

Un buen portafolio de inversiones es un jardín vibrante y diverso. En el que la tierra no está ocupada por una sola especie de planta. La razón es simple: si llega una plaga específica para esa planta, podrías perderlo todo.

Ese es el principio detrás de la diversificación de tus inversiones. Sigue estos consejos para diversificar tu jardín financiero y asegurarte de que siga floreciendo, sin importar las condiciones o el clima del mercado:

Incluye una variedad de activos

Así como el jardín florece con diferentes tipos de plantas, tu portafolio debería contener una mezcla de activos. Esto puede incluir:

  • Acciones: Aportan crecimiento y volatilidad, pero con alto potencial de rendimiento.
  • Bonos: Ofrecen ingresos estables y son menos volátiles que las acciones.
  • Bienes raíces: Proporcionan ingresos por renta y potencial de apreciación a largo plazo.
  • Commodities: Incluir materias primas puede ser una buena manera de protegerte contra la inflación.

Explora diferentes sectores y geografías

No te limites a una sola industria o país. Invierte en diversos sectores económicos y mercados internacionales para que el riesgo de que algo afecte a todas tus inversiones simultáneamente sea menor.

Revisa y ajusta regularmente

Tu jardín financiero necesita cuidados constantes para mantenerse verde. Revisa tu portafolio periódicamente y haz ajustes según cambien tus objetivos financieros o las condiciones del mercado.

De esta forma, si una inversión no va bien, las otras pueden compensar. Así, pase lo que pase, tu jardín seguirá floreciendo, y tú seguirás sonriendo.

¿Por qué es importante reinvertir los rendimientos?

Ahora, hablemos de magia financiera: el interés compuesto. Imagina tus ganancias como las semillas que, si las vuelves a plantar (reinvertir), crecen y te dan más semillas. Con el tiempo, ese ciclo de crecimiento y reinversión transforma tu pequeño jardín en una selva frondosa. Eso es el crecimiento compuesto.

Reinvirtiendo tus rendimientos, estás poniendo a trabajar tu dinero de manera exponencial, y antes de que te des cuenta, tu inversión inicial habrá crecido mucho más de lo que imaginaste.

Riega tu jardín de inversiones y siéntate a ver los rendimientos florecer

Al diversificar tus inversiones y reinvertir tus rendimientos, estás plantando las semillas para un futuro financiero más próspero, y cultivando un jardín que florecerá para ti con el tiempo. Eso sí, recuerda que no se trata de hacer una gran jugada y esperar lo mejor; se trata de tomar decisiones informadas, consistentes y estratégicas.

En Nu México queremos que nuestros clientes y lectores tengan la información necesaria para tomar decisiones mejor informadas con su dinero y así ayudarles a recuperar el control de su vida financiera. Este contenido se ofrece de forma educativa e informativa para ayudarlos a lograr ese fin. Si deseas conocer más detalles sobre los productos y servicios que ofrece Nu México Financiera S.A. de C.V., SFP visita nuestro sitio web oficial https://nu.com.mx/  

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