Tal vez conoces a alguien como Papá Juan, que tiene un Excel con nombre y apellido para cada gasto, o quizás eres más como Toño, que siempre dice “para eso trabajo” mientras compra otra pantalla cuando recibe su quincena. ¿Te suena? En cualquier caso, todos —ahorradores, gastalones o en proceso de encontrar el equilibrio— tenemos la oportunidad de mejorar nuestros hábitos financieros en familia.
Porque ser papá no viene con manual, y mucho menos cuando se trata de dinero. Una cosa es enseñar a tu hija a andar en bici, y otra muy distinta es explicarle por qué no le vas a comprar el juguete más caro de la tienda. Y ahí es donde la batalla financiera de muchas familias empieza: papá ahorrador vs papá gastalón.
Y es que no se trata de vivir contando cada centavo, pero sí de tomar decisiones conscientes, hablar de dinero sin pena y crear un ambiente en el que se pueda ahorrar sin dejar de disfrutar. ¿Quieres saber cómo llegar ahí? Sigue leyendo para ver en qué equipo estás y cómo darle un giro saludable a tus finanzas familiares.
Papá ahorrador vs papá gastalón: ¿con cuál te identificas?
Hay dos tipos de papás: los que hacen maravillas con la quincena y los que hacen magia, pero con la tarjeta de crédito. Y aunque no venimos a juzgar a nadie, sí vale la pena hacer una pausa y preguntarnos: ¿cómo estoy manejando el dinero en casa? ¿Mis hábitos financieros en familia están ayudando o complicando el panorama?
La realidad es que nadie nace sabiendo administrar. Pero si aprendemos a identificar nuestros patrones —los buenos, los malos y los que están en modo “el lunes empiezo”—, podremos dar pasos firmes hacia finanzas más sanas y compartidas.
¿Qué hábitos definen a un papá ahorrador?
Un papá ahorrador no es necesariamente tacaño. Al contrario, suele ser alguien que piensa a futuro, cuida el gasto familiar y toma decisiones con cabeza fría (incluso cuando sus hijos lo arrastran a la sección de juguetes).
Estas son algunas señales que lo delatan:
- Tiene metas financieras claras: como pagar la escuela, irse de vacaciones o renovar el coche sin endeudarse.
- Hace presupuestos (y los respeta): no vive improvisando.
- Habla de dinero con naturalidad: sabe que enseñar con el ejemplo vale más que mil sermones.
- Compara precios antes de comprar: y no le da pena usar cupones o apps para ahorrar.
- Se da gustos, pero con medida: porque sabe que el equilibrio también es parte de unas finanzas sanas.
¿Y a un papá gastalón? Señales que delatan
El papá gastalón no siempre lo hace por irresponsable. A veces es por impulso, otras por querer consentir de más, o simplemente por no llevar control. Pero cuando el gusto se convierte en deuda, ahí sí toca revisar el estilo.
Aquí algunas señales para reconocer a un papá gastalón:
- No sabe en qué se le va el dinero: solo siente que nunca alcanza.
- Compra por emoción o presión: “¡Se lo merece!”, dice, aunque no estaba en el plan.
- No tiene un fondo de emergencia: vive al día, cruzando los dedos para que no se descomponga la lavadora.
- Evita hablar de dinero en casa: prefiere no entrar en “esos temas”.
- Gasta primero, planea después: y a veces termina tapando hoyos con la tarjeta de crédito.
5 hábitos financieros en familia que todos deberíamos adoptar (con o sin hijos)
Con hijos, sin hijos, en pareja, con roomies o en modo “yo y mi lomito”, tus hábitos financieros tienen impacto hoy, mañana y en tu futuro. Pero si compartes gastos con alguien más, esos hábitos no solo te afectan a ti: se contagian, se aprenden y, con suerte, se mejoran en equipo.
Estos 5 hábitos son básicos si quieres que tu economía familiar sea más sana, más organizada y, sobre todo, más tranquila:
1. Tener metas familiares claras
¿Quieren cambiarse de casa? ¿Pagar una escuela privada? ¿Viajar en diciembre sin terminar empeñando el aguinaldo? Ponerle nombre y fecha a lo que quieren lograr es clave para tomar mejores decisiones.
Hagan una lista de 3 metas a corto, mediano y largo plazo. Peguen esa lista en la puerta del refri (sí, como si fuera la lista del súper). Verla todos los días les ayudará a mantener el enfoque.
2. Separar lo esencial de lo emocional
No todo lo que se antoja se necesita. Y no todo lo que se necesita se compra de inmediato. Aprender a distinguir entre gastar por impulso y gastar con intención puede salvar muchas quincenas.
Antes de hacer una compra importante, aplica la regla de las 24 horas: si al día siguiente sigue siendo buena idea, entonces lo analizas con más calma. Spoiler: muchas veces se te pasa el antojo.
3. Asignar un presupuesto mensual (¡sin estrés!)
No se trata de contar cada peso como si fuera un castigo. Un presupuesto no limita: organiza. Te da claridad para saber lo que sí puedes hacer y lo que necesitas planear mejor.
Usa herramientas simples como una hoja de cálculo, una app gratuita o una libreta. Incluye lo básico (renta, comida, servicios), lo variable (transporte, imprevistos) y lo disfrutable (salidas, antojos). Y sí, ¡los gustitos también cuentan! De hecho, hacer un presupuesto para ocio y entretenimiento es de las mejores decisiones que puedes tomar.
4. Incluir a todos en las decisiones de gasto
¿Vives en pareja? ¿Tienes hijos? ¿Roomies? Hablar de dinero con quienes compartes gastos no debería ser un tema tabú. La transparencia evita malos entendidos y fomenta el trabajo en equipo.
Hagan una reunión express una vez al mes para revisar cómo van los gastos, si hay algo que ajustar o alguna meta nueva que quieran sumar. No tiene que ser formal: con una pizza y una hoja en la mesa, basta.
5. Hacer del ahorro una costumbre, no una imposición
Ahorrar no es dejar de vivir. Es darte más opciones a futuro. Cuando se convierte en un hábito (y no en un castigo), se vuelve parte natural de tu economía familiar.
Empiecen con un reto sencillo: ahorrar $10, $20 o $50 cada semana. Que cada integrante de la familia ponga su parte, aunque sea simbólica. Lo importante no es la cantidad, sino crear el hábito.
¿Por qué es importante hablar de finanzas en familia?
Hablar de dinero en casa no debería ser incómodo ni un tema exclusivo de “adultos”. Al contrario, los hábitos financieros se aprenden, se repiten y, muchas veces, se heredan sin darnos cuenta.
Si tu papá era de los que decía “cuando hay, hay” y luego se endeudaba con la tanda, es probable que esa lógica haya influido en cómo tú ves el dinero hoy. Y si tus hijos ven que nunca hablas de presupuesto, pero sí te estresas cada fin de mes, ellos también están aprendiendo aunque no se los expliques.
Educar con el ejemplo es más poderoso que cualquier lección. Así que si eres papá, hablar de finanzas de forma abierta y natural es un regalo para el futuro de tus hijos, y de quienes te rodean. Un buen hábito compartido puede transformar a una generación que repite patrones en otra que toma mejores decisiones.
¿Cómo lograr el equilibrio entre ahorrar y disfrutar?
Porque sí, también se vale decirlo: no todo en la vida es “apretarse el cinturón”. Ahorrar sin sentido puede ser tan estresante como gastar sin control. La clave está en encontrar un punto medio: disfrutar sin perder el rumbo.
¿Cómo lograrlo?
- Planea tus gustos, no los elimines. Si sabes que cada fin de mes te gusta salir a comer en familia, ¡inclúyelo en el presupuesto!
- Usa metas como motivación. Es más fácil decirle “no” a una compra impulsiva cuando tienes claro que ese dinero te acerca a las vacaciones soñadas.
- Define tus “sí se vale”. Cada familia tiene prioridades distintas. Si para ustedes el café diario es sagrado, no pasa nada. El ahorro también se adapta.
Y si un día se salen del plan, no pasa nada. Lo importante es tener un rumbo, no una lista de prohibiciones. Como dice Papá Juan: “El equilibrio está en saber cuándo decir que sí, y cuándo decir ‘mejor después’”.
No se trata de ser perfecto, sino de mejorar los hábitos financieros en familia
Ser un papá que busca tener mejores hábitos financieros en familia no significa vivir contando monedas ni sentirse culpable por cada gasto. Se trata de aprender juntos, de tomar decisiones mejor informadas y de saber que cada cambio —por chiquito que parezca— puede tener un gran impacto en el bienestar de toda la familia.
Si hoy te reconoces más del lado del papá gastalón que del ahorrador, no te preocupes: lo importante no es de dónde partes, sino hacia dónde quieres ir. Haz del dinero un tema cotidiano, no un tabú. Celebra los logros, aprende de los tropiezos y recuerda que enseñar con el ejemplo es una de las mejores herencias que puedes dejar.
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